El Museo Fader y un salvataje imperioso

El Gobierno provincial se comprometió a reparar y recuperar el Museo Provincial de Bellas Artes-Casa de Fader, dañado por el sismo de junio de 2012, pero también por varios años de no llevar a cabo un mantenimiento exhaustivo. Es tiempo de dejarlo en cond

El Museo Fader y un salvataje imperioso

Cuando transcurren siete meses y medio del sismo que dañó considerablemente la casona que alberga al Museo Provincial de Bellas Artes-Casa de Fader, los amantes de de la pintura y el público en general esperan que el Gobierno de la provincia ejecute los pasos anunciados para recuperar ese templo del arte, ubicado en Mayor Drummond (Luján de Cuyo).

La tradicional casona, muy antigua, fue dañada de consideración el 18 de junio de 2012 y si bien soportó movimientos a lo largo de su extensa trayectoria de más de un siglo, con ese cimbronazo del año pasado y la falta de un adecuado mantenimiento, los males estructurales se pusieron a flor de piel: grietas, fisuras, caída de mampostería de los torreones norte y sur, determinaron la inhabilitación de ambientes y el desplazamiento de las oficinas del director y los empleados.

Además, y por razones de seguridad, el establecimiento dejó de recibir público en forma espontánea como lo venía haciendo y ahora se permite solamente el ingreso de grupos de hasta 15 personas. No se hacen más actos ni inauguraciones, reduciéndose al mínimo la vida activa de la Casa de Fader, que es museo desde el 11 de abril de 1951.

Se ha reiterado desde el plano oficial que la importante institución, presente en los catálogos internacionales de pintura, no será abandonada a su suerte.

En ese sentido debe interpretarse la convocatoria a un estudio pormenorizado de su situación estructural que realizará personal especializado de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), con un tiempo de ejecución estimativo de 150 días, lapso que pronto empezará a correr. La contraparte de esta investigación técnica es el Ministerio de Infraestructura, a través de la Subsecretaría de Obras Públicas.

Ya no interesa tanto por qué no se hizo antes, como que de una vez por todas se detecten los inconvenientes de un edificio longevo y se lo ponga a resguardo, dentro de las posibilidades que otorga la ingeniería moderna, de los vaivenes de una zona sísmica, y además que sea protegido debidamente frente a la posibilidad de un incendio o de filtraciones de agua, que potencialmente pueden dañar su riquísimo acervo, compuesto por la colección más destacada de Fernando Fader, y de obras de maestros nacionales, provinciales e internacionales.

Descartado está que el principal amparo debe ser para los asiduos concurrentes y los empleados que se desempeñan en el lugar para poner la institución en movimiento, aunque ahora toda la actividad se ha restringido a la mínima expresión por las circunstancias descriptas.

Después de que el trabajo universitario revele cómo se encuentra la mansión, vendrá la ejecución de los trabajos de apuntalamiento, reparación y puesta en valor del edificio. Será tiempo también de terminar de una vez por todas con la obra de ampliación que se ubica en la parte de atrás del conjunto arquitectónico, lindando con las instalaciones del INTA.

Comenzaron en 1994 y se abandonaron en 1995. De haber contado con esos valiosos metros cuadrados se podría haber mudado la mayoría de los cuadros a ese espacio y al quedar libre la casa, su reparación y restauración podrían haberse conseguido mucho antes.

No se puede volver sobre lo pasado y lo que no se hizo. Pero si se cumplan los plazos y no se traba la asignación de fondos que el operativo de recuperación requerirá, podrá mirarse el futuro con esperanza.

También habrá que asimilar que el museo, tan caro a los sentimientos del público y los amigos del arte, deberá ser cerrado a la visita diaria por un tiempo, para agilizar los trabajos. Se está lejos de esa instancia, pero inevitablemente llegará. En compensación consideremos que en tiempos por venir, todo será más halagüeño con un edificio consolidado y seguro, y volverán con su esplendor habitual las prestaciones de este invalorable centro cultural provincial y nacional.

Como en tantas otras oportunidades, la empeñosa y benefactora Asociación Amigos del Fader estará presente en esta instancia de crisis, colaborando activamente desde su ámbito en la preservación del patrimonio histórico y cultural del museo.

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