Jacqueline Saburido, la mujer venezolana que se convirtió en el rostro de las campañas contra la conducción en estado de ebriedad, falleció a los 40 años de cáncer, dos décadas después del accidente que le causó gravísimas quemaduras.
La mujer tenía apenas 20 años en 1999, cuando un conductor ebrio impactó contra el automóvil en el que iba junto a varios amigos en Austin, Estados Unidos, donde estaba tomando cursos de inglés. La joven sufrió fuertes quemaduras en más del 60% de su cuerpo, mientras que otros pasajeros perdieron la vida en el incidente.
Respecto al conductor, Reggie Stephey, de 18 años, fue declarado culpable y condenado a ocho años de prisión. Fue puesto en libertad en 2008.
"Jacqui tuvo cadena perpetua", consideró la organización Faces of Drunk Driving, campaña de concientización sobre el manejo responsable.
La mujer sufrió extensas quemaduras de tercer grado que prácticamente la dejaron ciega, sin nariz, labios, párpados, cuero cabelludo. También perdió el uso de sus manos y tuvo que pasar por más de 100 cirugías, que totalizaron un gasto de 5 millones de dólares, precisó Infobae.
Luego del accidente que le cambió la vida, Jacqui se puso al frente de una campaña de concientización. "Aunque deba sentarme frente a las cámaras sin orejas, nariz, cejas, lo haría mil veces si ayuda a que alguien tome una sabia decisión", solía destacar tras ser elegida para participar en una campaña del Departamento de Transporte de Texas.
Jacqui falleció en Guatemala, donde estaba recibiendo el tratamiento que necesitaba. Sin embargo, su deseo era el de ser enterrada junto a su madre en Caracas.