Oscar Niemeyer, el arquitecto que recreó en acero y vidrio las curvas de Brasil, y pasó a la historia como el creador de su capital futurista, falleció anoche. Tenía 104 años. La portavoz del Hospital Samaritano de Río de Janeiro dijo que el diseñador de Brasilia, la modernista capital de Brasil, murió anoche.
Niemeyer, creador de las edificaciones faraónicas de la capital brasileña, se mantenía activo en su taller de arquitectura e incluso participó recientemente en una polémica generada por su proyecto de construir una nueva plaza en Brasilia.
El famoso arquitecto había sido internado en junio de 2009 al sufrir dolores en la columna vertebral, pero salió del hospital el mismo día. En el 2006 estuvo internado durante 11 días después de sufrir una caída que lo llevó a ser sometido a una cirugía.
Niemeyer fue hospitalizado durante dos semanas en mayo de 2012 por neumonía y deshidratación. Pasó otras dos semanas en un hospital en octubre, por deshidratación.
En los trabajos en los que se empeñó, desde Nueva York a París y Río, Niemeyer erigió estructuras sólidas en líneas y curvas que se convirtieron en su sello, estampado en obras como el Sambódromo que alberga los desfiles de Carnaval de Río, y el Museo de Arte Moderno en Niteroi, que parece un platillo volador colgando de la costa rocosa.
"Los ángulos rectos no me atraen. Tampoco las líneas duras e inflexibles creadas por el hombre", escribió el arquitecto en sus memorias publicadas en 1998. "Lo que me atrae son las curvas libres y sensuales. Las curvas que encontramos en las montañas, en las olas del mar, en el cuerpo de la mujer que amamos".
Esas formas circulares dieron elegancia a Brasilia, la ciudad que abrió al mundo el vasto interior de Brasil en 1960 y albergó desde entonces a la capital del país, trasladada desde Río de Janeiro.
"La arquitectura de Brasilia es la mayor contribución brasileña al arte del siglo XX", afirmó el diplomático y crítico de arquitectura André Correa do Lago.
Correa do Lago dijo que Brasil tiene contribuciones destacadas en diversas formas artísticas, pero la obra de Niemeyer en Brasilia es la principal manifestación creativa del país en el siglo pasado.
La nueva capital creció a ritmo vertiginoso hasta albergar a dos millones de habitantes, pero su diseño aún genera controversias. Los críticos afirman que carece de "alma" tanto como de esquinas, mientras sus admiradores aseguran que sirvió para atraer vida hacia las inmensas sabanas del interior.
Niemeyer desdeñaba las críticas. "Si uno va a Brasilia puede ser que no le guste, decir que hay cosas mejores, pero ninguna parecida", dijo el arquitecto en una entrevista publicada en 2006, cuando tenía 98 años. "Mi búsqueda es una sorpresa. Una pieza de arte debe emocionar".
En el 2009, a sus 101 años, Niemeyer aún era objeto de controversia, como la que provocó con su propuesta de construir una Plaza de la Soberanía en plena Explanada de los Ministerios, un espacio enorme y abierto en el corazón de los edificios gubernamentales que son las piezas más reconocidas de su creación.
La ciudad entera, que en abril de 2010 celebra su 50 aniversario, se enfrascó en un debate sobre la conveniencia de un proyecto que obstaculizaría la vista a las obras de Niemeyer con un obelisco inclinado de 100 metros de extensión.
El arquitecto tenía en marcha un magno proyecto conocido como el Camino Niemeyer, en Niteroi, donde nueve edificios están en construcción para sumarse a otros tres ya levantados, que constituirían el mayor complejo arquitectónico con su firma.
El socio de Le Corbusier
Oscar Niemeyer Soares Filho nació el 15 de diciembre de 1907 en Río de Janeiro, la entonces capital de Brasil, y se recibió de arquitecto en la Escuela de Artes de Río. Rápidamente ganó la atención por sus trabajos.
En 1936, colaboró en el diseño de un nuevo edificio para el Ministerio de Educación en Río, un clásico de la funcionalidad en líneas horizontales y verticales. En trabajos con el arquitecto francés Le Corbusier, Niemeyer colaboró en el desarrollo del "brise soleil", una extensión de las líneas horizontales de los edificios que se convirtió en un diseño muy conocido en los años 60 para amparar los espacios de los rayos del sol.
Los dos arquitectos se reunieron de nuevo en 1947 para diseñar el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York.
Su primer proyecto individual fue el complejo de Pampulha, una serie de edificios sobre un lago artificial en la ciudad de Belo Horizonte, en el sureste de Brasil. Por primera vez, Niemeyer utilizó los arcos y curvas que fueron su marca.
En los años 50, Niemeyer fue convocado por el presidente Juscelino Kubitschek para diseñar los edificios gubernamentales de una nueva capital en las planicies vacías del centro de Brasil.
"Si uno toma el lápiz pensado sólo en la solución, dibujará sin una idea. Lo que es importante en la arquitectura es la intuición", dijo. "Tengo mi sistema de trabajo... basado en la fantasía, pero siempre sintiendo la lógica".
Tras el golpe militar de 1964 que comenzó una dictadura de 21 años, Niemeyer -comunista irreductible- salió al exilio en Francia, donde en 1965 diseñó las oficinas del Partido Comunista de Francia, en París. También realizó una docena de proyectos en Estados Unidos, Israel, Líbano, Argelia, Italia, Alemania y Portugal.
Nunca retrocedió un centímetro en sus creencias socialistas. En julio del 2006, en un artículo en el diario Folha de S. Paulo, Niemeyer escribió: "La vida es más importante que la arquitectura... Algún día el mundo será más justo y elevará la vida a un nivel superior, no más limitada a los gobiernos y las clases dominantes".