Murió el escritor y periodista Miguel Brascó

El crítico, que solía llevar moño en su indumentaria y cuestionaba el "macaneo" sobre los paladares del vino, murió de un paro cardiorrespiratorio en su casa. Tenía 87 años.

Murió el escritor y periodista Miguel Brascó

El escritor, abogado y crítico gastronómico

Miguel Brascó

falleció a los 87 años en esta ciudad en las últimas horas, confirmaron sus allegados en diálogo con los medios de comunicación social y las redes sociales.

Brascó, de fuerte personalidad y fino sentido del humor, había nacido el 14 de septiembre de 1926 en la ciudad santafesina de Sastre donde, según contó en entrevistas, tuvo "una infancia plena y muy fascinante".

El crítico, que solía llevar moño en su indumentaria y cuestionaba el "macaneo" sobre los paladares del vino, murió de un paro cardiorrespiratorio en su casa.

El sommelier Fabricio Portelli lo recordó hoy, en diálogo con el canal de noticias TN, que "Brascó es el ejemplo del bon vivant. Vivía almorzando y cenando afuera y cuando estaba en su casa cocinaba".

"Siempre que descorchaban un vino pensaba cuál era la intención del vino. Preguntaba por qué se cobraba a tal precio. Era un defensor de la gente, decía que cada uno era un experto", añadió.

Años atrás, en una entrevista con el diario La Nación, donde también escribía sus columnas recordó que cuando chico, sus hermanos mayores viviía en Buenos Aires con su madre y como su padre era médico estaba siempre de viaje por lo cual "tenía una vida muy libre y muy segura. No pasaba nada. Era una versión exacta de la Argentina".

Incluso se reconoció como "escritor desde muy chico. Me recuerdo siempre sentado en un lugar escribiendo".

Brascó, quien integró el club Epicuro junto al cocinero Gato Dumas y el bodeguero José Federico López, se graduó de abogado en Santa Fe y trabajó como publicista en Perú.

"Mi generación fue rescatada por Borges de la prosopopeya del lenguaje acartonado de Enrique Larreta y los escritores de esa época. Obviamente, Argentina tiene muchos antecedentes de literatura casi conversada", rememoraba y destacó que "hay una tradición en la Argentina de escribir como se habla, que fue lo que impuso primero Macedonio Fernández y después Borges".

Brascó reconocía que escribía como hablaba y logró "una mezcla curiosa de lenguaje muy popular, mezclado con lenguaje muy culto. Ese mix es lo que da esa cosa rara que tiene mi estilo".

El escritor, padre de tres hijos, comenzó en la crítica literaria en la década del `60 cuando se hizo cargo de la sección buen vivir en la revista Claudia, Brascó estaba en contra del "macaneo" mundial sobre los paladres del vino y decía que "la madera efectivamente existe como sabor, un sabor achocolatado o avainillado. Los tonos cítricos también los podés ubicar".

"Pero cuado te dicen que un vino blanco tiene aromas a flores blancas, es un invento total. Aromas a cuero de montura sudada, qué sé yo "íMacanas!", añadía en la entrevista.

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