Jorge Edgar Leal, general de Brigada (RE) del Ejército, quien comandó la primera expedición argentina al Polo Sur y fundador de la base Esperanza en territorio antártico, murió hoy a los 96 años y sus restos serán velados en el regimiento de Granaderos a Caballos ubicado en el barrio de Palermo, según confirmaron fuentes militares.
Nacido en 1921 en la localidad de Rosario de La Frontera, en Salta, Leal dedicó casi la totalidad de su carrera militar a la afirmación de los derechos argentinos sobre el continente blanco.
Hijo de un intendente y una maestra, boy scout de chico, aprendió de montañas y de nieve en su primer destino en Campo Los Andes, Mendoza. Y fue un raro general democrático en tiempos de golpes frecuentes, y hasta se hizo amigo del primer obispo de Neuquén, Jaime de Nevares.
En 1939, a los 18 años, ingresó al Colegio Militar de la Nación, de donde egresó con el grado de subteniente de Caballería, y años más tarde, en los tiempos del primer gobierno de Juan Domingo Perón, Leal, con el grado de capitán, estuvo al mando de la base San Martín, situada en territorio antártico.
Leal fue -y se consideraba con orgullo- discípulo dilecto del general Hernán Pujato, un militar, diplomático y explorador argentino que fundó las primeras bases antárticas del país, así como el Instituto Antártico Argentino.
En 1957, Leal estableció en el continente la base General Belgrano, dependiente del Ejército, y esas experiencias le permitieron asesorar a la comisión argentina que participó en la Conferencia de Antártica de Canberra, que se celebró en 1961 en Australia, entre todas las naciones que se proyectaban sobre extensiones tan gélidas como desconocidas.
En ese cónclave entendió la importancia que tenía para el país afirmar su presencia en la Antártida y comenzó dos años más tarde los preparativos de la Operación 90, la expedición argentina que conquistó el Polo Sur.
"Afirmar la capacidad argentina de alcanzar todos los rincones de lo que considera su territorio soberano, buscando afirmar así los derechos de la soberanía territorial esgrimidos por el país en la Antártida Argentina", escribió el militar en un documento en el que justificó los propósitos de su misión.
Leal partió desde la Base Belgrano el 26 de octubre de 1965, al mando de nueve efectivos del Ejército.
Durante la travesía se emplearon dos trineos tirados por perros que debieron ser dejados en los 83º de latitud sur, y seis tractores snow-cat (gatos de nieve) con trineos de arrastre.
Tres de los tractores quedaron en el camino con el fin de servir como depósitos y para ahorrar combustible que permitiera asegurar el regreso.
El trayecto fue muy arduo, ya que el terreno era completamente desconocido, pues la única avanzada argentina sobre el Polo Sur había sido llevada a cabo por una escuadrilla de aviones de la Marina que sobrevoló el remoto punto geográfico.
La decidida partida de militares que encabezó Leal debió ascender sobre terrenos que se encontraban por encima de los 3.000 metros sobre el nivel del mar, y soportar temperaturas de más de 40° bajo cero.
Mediciones gravimétricas y magnéticas, observaciones meteorológicas y glaciológicas, ensayos clínicos sobre el problema del frío, comportamiento y rendimiento de equipos y otros estudios menores, fueron parte de las pruebas científicas llevadas a cabo por la expedición a lo largo del duro derrotero.
El 10 de diciembre de 1965, Leal y sus hombres alcanzaron la ansiada meta y retornaron a la Base Belgrano en el último día de aquel año, tras recorrer 3.000 kilómetros por las blancas estepas.
Argentina se convirtió en el primer país en alcanzar el hito más austral del planeta con una expedición que salió desde el Mar de Wedell.
En su travesía, Leal no se apartó del sector antártico argentino, y a su llegada al Polo le valió un destacado reconocimiento de parte de Arturo Illia, entonces presidente constitucional del país.
En 1970, Leal fue designado como director nacional del Antártico, cargo que conservó por varios años, y recién en 2003 pasó a retiro como oficial del Ejército.
El 7 de noviembre de 2013, el entonces ministro de Defensa, Agustín Rossi, condecoró a Leal con la Orden Doctor Mariano Moreno. Rossi dijo ese día: "En la historia hay ejemplos de militares comprometidos, como los generales Mosconi, Savio, el brigadier San Martín y el general Leal, quienes integraron a las Fuerzas Armdas en la planificación de la Nación".
El general Leal vivió sus últimas cuatro décadas en un austero chalet de una esquina de Vicente López, a dos cuadras de la residencia presidencial de Olivos.