Murió el escritor y filósofo italiano Umberto Eco

Fue uno de los pensadores más resonantes del siglo XX. Tenía 84 años y estaba aquejado por un cáncer. Su novela “El nombre de la rosa” le dio trascendencia mundial.

Murió el escritor y filósofo italiano Umberto Eco

El escritor, filósofo y semiólogo italiano Umberto Eco falleció ayer a los 84 años. La noticia fue informada por su familia al diario La Repubblica, que la dio a conocer anoche.

El deceso tuvo lugar a las 22.30 locales en la casa del escritor nacido en la ciudad de Alessandria (Italia) en 1932 y que llevaba tiempo aquejado de un cáncer.

Inmediatamente la noticia recorrió el mundo, ya que Eco se había transformado en uno de los intelectuales de mayor prestigio en el planeta. Incluso muchos lo consideran uno de los pensadores más resonantes del siglo XX.

Entres sus mayores éxitos literarios figuran “El nombre de la rosa” (1980), que fue traducida a casi medio centenar de lenguas y fue best seller internacional con más de 30 millones de copias vendidas, y “El péndulo de Foucault” (1988), que según el mismo escritor podría leerse como la crítica de “El código Da Vinci”.

Otras obras importantes fueron “El cementerio de Praga” y “Apocalípticos e integrados”, cuya obra de ficción podría enmarcarse sin demasiadas precisiones en el apartado de novela histórica. Su última novela, “Número cero”, publicada en 2015, se centraba en las crisis del periodismo a partir de la historia de un diario fallido.

Además de novelas de éxito internacional, en su extensa carrera Eco fue autor de numerosos ensayos de semiótica, estética medieval, lingüística y filosofía. Además, fue asiduo columnista en diarios de todo el mundo, entre ellos Los Andes, donde sus jugosas notas de opinión se publican desde hace varios años.

Como uno de los intelectuales italianos más dedicados y conocidos, obtuvo el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en el año 2000 y estuvo cerca de recibir el Nobel en varias ocasiones.

Vida y obra
Umberto Eco nació el 5 de enero de 1932 en la ciudad de Alessandria, en la región italiana de Piamonte, justo en el centro del triángulo entre Génova, Milán y Turín. De pequeño, él y su madre, Giovanna, se mudaron a un pueblito en la ladera piamontesa durante la Segunda Guerra Mundial.

Eco recibió una educación salesiana y, de hecho, en varias de sus obras se hace referencia a la orden y su fundador. Su apellido es supuestamente un acrónimo del ex caelis oblatus (latín: un regalo de los cielos), que fue dado a su abuelo (un expósito) por un funcionario de la ciudad.

Se doctoró en Filosofía en la Universidad de Turín, con L. Pareyson. Su tesis versó sobre “El problema estético en Santo Tomás” (1956), y su interés por la filosofía tomista y la cultura medieval se hace más o menos presente en toda su obra, hasta emerger de manera explícita en su novela “El nombre de la rosa”.

Eco publicó su primera novela en 1968. Este trabajo, titulado “La estructura ausente”, lo llevó a la publicación de su obra más completa sobre semiótica: “Tratado de semiótica general”, impresa por primera vez en 1975.

Sin embargo, el escritor italiano no alcanzaría la verdadera fama ante el gran público hasta 1980, con la publicación de la más conocida de sus novelas, “El nombre de la rosa”, que obtuvo varios premios y fue llevada al cine protagonizada por Sean Connery.

10 reflexiones

"Los humanos somos animales muy raros, capaces de mucho amor y de cinismo aterrador. Similarmente, aplicamos una doble moral cuando enfrentamos dos sentencias capitales: nos escandalizamos con una y hacemos la vista gorda con otra”.

"No estoy seguro de que internet haya mejorado el periodismo, porque es más fácil encontrar mentiras allí que en una agencia como Reuters".
 
"Los libros se respetan usándolos, no dejándolos en paz".

"Los objetos están semánticamente desgastados antes que su materialidad”.

"Hoy no salir en televisión es un signo de elegancia”.

"Adoro a los gatos. Son de las pocas criaturas que no se dejan explotar por sus dueños”.

"Los libros son esa clase de instrumentos que, una vez inventados, no pudieron ser mejorados, simplemente porque son buenos. Como el martillo, el cuchillo, la cuchara o la tijera”.

"¿Qué es la filosofía? Lo siento por mi conservadurismo trivial, pero no puedo encontrar una mejor respuesta que la definición que da Aristóteles de la metafísica: una respuesta a un acto de asombro”.

"Nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración”.

"El narrador no debe facilitar interpretaciones de su obra, si no ¿para qué habría escrito una novela, que es una máquina de generar interpretaciones?”.

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