Aunque Arthur Hiller tuvo una intensa trayectoria en cine y televisión, su gran éxito fue con “Love Story”, la lacrimógena tragedia romántica que protagonizaron Ryan O’Neal y Ali Mac Graw en 1970 y en la que el personaje de ella muere de una supuesta leucemia aguda apenas se casan.
Basada en el best seller homónimo de Erich Segal, la película inmortalizó la frase “Amar es nunca tener que pedir perdón”, que en su momento todos repitieron hasta el hartazgo sin tener demasiado claro a qué se refería.
“Love Story” comenzó años de actividad sin parar para Hiller, quien había comenzado su carrera dirigiendo series televisivas como “La ley del revólver”, “Perry Mason” y “El hombre del rifle” en los años 50.
Entre 1970 y 1990 estuvo al frente de más de 20 largometrajes y solía obtener buenos resultados tanto en comedia como en drama.
Incluso estuvo a cargo del musical "El hombre de La Mancha", de 1972 con Peter O'Toole y Sophia Loren, así como la biografía de 1976 "W. C. Fields and Me", con Rod Steiger y Valerie Perrine.
Algunas de sus comedias más destacadas fueron "The In-Laws” (1979) con Peter Falk y Alan Arkin; “The Wheeler Dealers” (1963) con James Garner y Lee Remick;”The Lonely Guy” (1984) con Steve Martin y Charles Grodin, y "Author!, Author!” (1982) con Al Pacino y Dyan Cannon.
También logró reunir a los cómicos Gene Wilder y Richard Pryor en dos ocasiones, en el éxito de 1976 “Silver Streak” y “See No Evil, Hear No Evil” (1989).
En tanto, entre sus dramas se destacan “The Americanization of Emily” con Julie Andrews; “El hombre en la cabina de cristal” con Maximilian Schell; “Hospital” con George C. Scott y Diana Rigg y la bélica “Tobruk” con Rock Hudson y George Peppard.
Sus últimas películas fueron “Taking Care of Business” (1990), “The Babe” (1992) y “Carpool” (1996).
Fue presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas entre 1993 y 1997.