Charles H. Townes, el físico ganador del premio Nobel que ayudó a crear el rayo láser, cuya existencia revolucionaría todo, desde la medicina hasta la manufactura, ha muerto. Tenía 99 años.
Townes había padecido problemas de salud antes de que falleciera el martes camino a un hospital de Oakland, dijeron funcionarios de la Universidad de California, plantel de Berkeley.
"Charlie Townes tuvo un impacto enorme en la Física y en la sociedad en general", dijo el miércoles Steven Boggs, presidente del Departamento de Física en Berkeley.
La invención por la que se le conoce allanó el camino para otros descubrimientos científicos, pero también tiene una amplia gama de usos en la actualidad: los reproductores de DVD y CD, mirillas de armas de fuego, impresoras, redes de cómputo, cortadoras de metal, retiro de tatuajes y corrección de la visión son sólo algunas de las herramientas y tecnologías que utilizan el láser.
"Me percaté de que habría muchos usos para el láser"', declaró Townes a la revista Esquire en 2001, "pero nunca se me ocurrió que obtendríamos tanto poder a partir de él".
"Me percaté de que habría muchos usos para el láser, pero nunca se me ocurrió que obtendríamos tanto poder a partir de él".
Townes también era conocido por su firme fe espiritual. Miembro devoto de la Iglesia Unida de Cristo, el científico se granjeó elogios y desdén más adelante en su carrera por una serie de discursos y ensayos en los que investigaba las similitudes entre la ciencia y la religión.
“La ciencia trata de comprender cómo es nuestro universo y cómo funciona, incluidos nosotros los humanos”', escribió Townes en 2005 luego de recibir el premio Templeton por sus contribuciones en “afirmar la dimensión espiritual de la vida”.
“Mi propio punto de vista es que, aunque la ciencia y la religión podrían parecer diferentes, tienen muchas similitudes y deberían interactuar e iluminarse mutuamente”, señaló.
Townes era miembro del profesorado en la Universidad de Columbia cuando realizó la mayor parte del trabajo que lo convertiría en uno de tres científicos que compartieron el premio Nobel de Física de 1964 por investigaciones que derivaron en la creación del láser. Los otros fueron los físicos soviéticos Aleksander M. Projorov y Nicolai G. Basov.
La investigación de Townes, la base de la cual él solía decir que le llegó como una revelación religiosa, aplicaba la técnica de microondas -que había sido utilizada en indagaciones sobre el radar en tiempo de guerra- al estudio de la espectroscopía, la dispersión de la luz emitida por un objeto en los colores que la componen.
Vislumbró que ello podría proporcionar un nuevo acercamiento a la estructura de los átomos y las moléculas, así como una base nueva para controlar las ondas electromagnéticas. A la larga, sus intuiciones derivaron en el primer láser.
Nacido el 28 de julio de 1915 en Greenville, Carolina del Sur, de padres bautistas que favorecían una interpretación más abierta de la teología, Townes halló su vocación durante su segundo año en la Universidad Furman y siguió adelante hasta obtener una maestría en Física por la Universidad Duke y un doctorado en el Instituto de Tecnología de California.
Se casó con Frances Hildreth Townes en 1941, y durante la Segunda Guerra Mundial diseñó sistemas de bombardeo vía radar para Bell Laboratories.
Tres años después de que se unió al profesorado de Columbia, en 1948, Townes tuvo una inspiración para el predecesor del láser, el máser, mientras estaba sentado en la banca de un parque en Washington aguardando a que un restaurante abriera sus puertas para poder desayunar.
Los científicos no lograban descifrar cómo acortar las ondas, pero en las tranquilas horas matinales la solución saltó repentinamente ante Townes, un momento que comparó con una revelación religiosa.
Los científicos no lograban acortar las ondas pero en las tranquilas horas matinales la solución saltó repentinamente ante Townes como una revelación religiosa.
El científico garabateó rápidamente una teoría sobre el uso de la energía de las microondas con el fin de azuzar a las moléculas para moverse lo suficientemente rápido con el fin de crear una onda más corta.
En 1954, esa teoría cristalizó cuando Townes y sus estudiantes desarrollaron el máser (siglas en inglés de amplificación de microondas por la emisión estimulada de radiación).
Townes y su cuñado, el difunto Arthur L. Schawlow, publicaron una teoría en 1958 sobre la factibilidad de máseres ópticos e infrarrojos, o láseres.
Un láser controla la manera como los átomos energizados liberan fotones, o partículas de luz.
Otros construyeron los primeros láseres funcionales, pero Townes y los científicos rusos ganaron el Nobel en 1964 por su trabajo que conduciría a la creación del láser.
Townes vivía en Berkeley. Le sobreviven su esposa y cuatro hijas: Linda Rosenwein, Ellen Townes-Anderson, Carla Kessler y Holly Townes.