Con una inmensa trayectoria que lo llevó a ser considerado el “Rey del Blues”, el guitarrista, compositor y cantante B.B. King, falleció en la madrugada de ayer a los 89 años en su casa de Las Vegas a raíz de un cuadro de diabetes que padecía desde hace 20 años.
La descompensación que al final se convirtió en irreversible se inició en octubre del año pasado cuando el músico tuvo que cancelar una gira y durante abril último lo llevó a ser hospitalizado por deshidratación.
El mítico artista, nacido en Mississippi el 16 de septiembre de 1925, tocaba unas guitarras Gibson a las que llamaba cariñosamente Lucille a partir de un incidente en un bar donde actuaba que fue causado por una mujer con ese nombre (ver a parte).
El enorme artista no sólo fue uno de los responsables de los momentos de mayor popularidad del blues, sino también un maestro para importantes instrumentistas de la talla de Eric Clapton, Mark Knofler y nuestro recordado Norberto “Pappo” Napolitano con quien en la década del 90 compartió conciertos en el Madison Square Garden y también en Buenos Aires.
B.B. King comenzó su carrera en 1947 y muchas de sus primeras grabaciones fueron producidas por Sam Phillips, pero fue a principios de 1949 cuando le pidió al famoso Sonny Boy Williamson que lo dejara cantar en su programa de radio y el conductor accedió a cambio de pedirle a los oyentes que llamaran para decir si les había gustado.
Tuvo gran éxito y a partir de ese momento comenzaron a llamarlo “la nueva estrella que puso al rojo vivo las llamadas telefónicas”. En 1955 compró un viejo colectivo por 500 dólares, lo bautizó Big red y se largó a girar por todo el territorio de los Estados Unidos, una actividad local que un año más tarde alcanzó su récord cuando ofreció 342 recitales. Ya en la década del 50, se convirtió en una de las figuras más importantes en la música con éxitos como “You know I love you”, “Woke up this morning”, “Please klove Me”, “You upset me baby”, “Every Day I Have the Blues”, y “Ten long years”.
En su haber tiene 15 Grammys, la Medalla Nacional de las Artes, fue premiado con un honorario Ph.D de la Universidad de Mississippi, la Real Academia Sueca de música lo galardonó con el Premio de Música Polar por sus “significantes contribuciones al blues” y en 2006 el presidente norteamericano George W. Bush le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad.
A lo largo de su trayectoria, vendió millones de discos en todo el mundo y estaba incluido en el Salón de la Fama de la Fundación del Blues y el Salón de la Fama del Rock and Roll.
Otro de los logros de King fue el tercer puesto en la lista de los “100 mejores Guitarristas de la Historia” de 2003 elaborada por la revista Rolling Stone, apenas ubicado por detrás de Jimi Hendrix y Duane Allman. Mientras que en la reedición de 2011 ocupó el sexto lugar detrás de Jimi Hendrix, Eric Clapton, Jimmy Page, Keith Richards y Jeff Beck.
Su paso por Argentina
Llegó por primera vez a la Argentina en 1980 cuando dio un concierto en el auditorio del Bauen y otro como parte del Buenos Aires Festival Jazz en el estadio Obras. Recién regresó en diciembre de 1991, pero a partir de entonces volvió con cierta regularidad y forjó su lazo con Pappo a quien llamaba “Mr. Cheese” (Mr. Queso).
Después de una seguidilla de visitas que se se extendió hasta 1998, estuvo 12 años ausente y cuando retornó -en marzo de 2010 al Luna Park-, expresó ante sus seguidores: “Sí, tengo 84 años, pero no estoy muerto”.
Más allá de sus dotes como intérprete, King fue un defensor de la educación de la música en los niños. En 2002, fue contratado como partidario oficial de Little Kids Rock, una organización sin fines de lucro que provee a los niños de escuelas públicas de todo Estados Unidos lecciones e instrumentos musicales de manera gratuita.
Sus fans mendocinos
El músico Carlos Casciani es parte de los Alfajores de la Pampa Seca, quizá la banda de blues más representativa de Mendoza. “Yo lo he escuchado mucho a BB King, ya de grande, pero aprendí muchísimo con su sonido. Respeté mucho su manera de tocar, un tipo muy sencillo, pero que con su música te tocaba hasta la fibra más íntima. Por suerte, queda su música. El que no conoce mucho de blues puede empezar en el género escuchándolo a él, que se mantuvo siempre en esa línea clásica y pura.
Eso, escucharlo al rey, lo va a motivar a seguir adentrándose en el género”, detalla Casciani. Por otra parte, el melómano y conductor de radio Nihuil, Cristian Gambetta (fan del músico) comenta: “Lo vi en vivo a B.B. King en el 92. Pappo presentó Blues local y tocó con King en los bises. Resulta que cuando lo llamó el rey del blues a que subiera al escenario, Pappo estaba en el baño, así que se trepó al escenario subiéndose los pantalones, je”. “Cuando me enteré de su muerte lo primero que pensé es que el tiempo es implacable... ¡y que se iba a juntar con Pappo a hacer locuras!”, dice el comunicador.
El lamento de Clapton
El guitarrista de blues y rock británico Eric Clapton rindió ayer homenaje a su “querido amigo” y mentor B.B. King tras la muerte de la leyenda del blues a los 89 años.
“Sólo quiero expresar mi tristeza y dar las gracias a mi querido amigo B.B. King”, dijo Clapton en un corto video publicado en su página de Facebook.
“Quiero darle las gracias por toda la inspiración y el aliento que me dio como intérprete a lo largo de los años”.
“No quedan muchos que toquen de la forma pura en que lo hizo B.B.”, dijo en el video, que rápidamente atrajo casi un millón de visitas.
El exguitarrista de Cream, de 70 años, dijo que su amigo fue un “faro para todos nosotros”, los amantes del blues.
Clapton animó a quienes no están familiarizados con la obra de King a que escuchen su álbum de 1964 “B.B. King Live at the Regal”, precisando que ahí y agregó que es “donde empezó para mí como guitarrista joven”.
Clapton firmó junto a King el álbum “Riding with the King”, en el año 2000.
Guitarra, vas a llorar
La leyenda del blues B.B. King se fue dejando de duelo a la que le “dio la fama”: Lucille, su querida guitarra, que adquirió rango de amante y de icono.
B.B. King falleció a la edad de 89 años en Las Vegas. Tocaba blues desde finales de los 40 equipado con su fiel Gibson a la que denominó Lucille, “nacida” en una noche de invierno de 1949.
Mientras el músico se presentaba en un club de Arkansas, dos hombres se enfrascaron en una pelea por una mujer llamada Lucille, provocando un incendio que obligó a evacuar el lugar.
"Cuando estaba fuera, me di cuenta de que me había dejado mi guitarra en el interior", dijo B.B. King en una entrevista hace unos años.
El hombre, destinado a ser una leyenda del blues, no dudó a volver a entrar al edificio en llamas para recuperar su querido instrumento, por el que había pagado apenas unas decenas de dólares.
“Casi muero tratando de salvar mi guitarra”, confió. “Llamé a mi guitarra Lucille para recordarme que nunca volvería a hacer este tipo de cosas”.
Había nacido la leyenda: todas sus guitarras tuvieron desde entonces ese nombre, que se convirtió en sinónimo de B.B. King. Divorciado dos veces, el músico incluso dedicó una canción a la que le fue fiel hasta su último suspiro:
"El sonido que escuchas / viene de mi guitarra llamada Lucille / Estoy realmente loco por Lucille / Lucille me sacó de la plantación / o podrías decir que me dio la fama" (Lucille, 1968).
Desde la década de 1980, el fabricante de guitarras Gibson fabricó un modelo al que bautizó Lucille.
En 2005, la mítica marca produjo una edición limitada de 80 piezas de “Lucille” en honor a los 80 años de B.B. King, quien recibió el primer prototipo.