Eduardo César Angeloz, tres veces gobernador de Córdoba y candidato presidencial, murió ayer a los 85 años, en el Hospital Cardiológico de la capital cordobesa, donde estaba internado en estado delicado desde hacía varios días con pronóstico reservado.
Nacido en Río Tercero, el 18 de octubre de 1931, fue gobernador de Córdoba entre 1983, con el regreso de la democracia, hasta 1995, y dos veces senador nacional, entre 1973-76 y desde 1995 hasta 2001.
El referente radical fue homenajeado en el Senado, durante una sesión en la que se recordaron los ejes más importantes de su trayectoria, mientras que el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, decretó cinco días de duelo a nivel provincial.
Angeloz llegó a ser uno de los más influyentes dirigentes de la Unión Cívica Radical (UCR), lo que le permitió compararse con figuras como Hipólito Yrigoyen, Arturo Illia y Ricardo Alfonsín, aunque también tuvo relación con personalidades del peronismo, sobre todo durante la gestión de Carlos Menem, quien fuera su adversario en las presidenciales de 1989.
En una suerte de revisionismo histórico, Angeloz podría reclamar derechos de autor al oficialismo por el tradicional “sí se puede” que en cada acto de Cambiemos se escucha, ya que fue el cordobés que durante su intento por ser presidenciable apeló al “se puede” para acompañar su foto.
La carrera política de Angeloz estuvo siempre ligada al radicalismo, ya que en 1953 fue presidente del comité de la juventud de la UCR de su provincia, y senador provincial desde 1963 a 1966.
Además, el cordobés fue presidente del Comité Nacional de la UCR durante 10 años (1972-1982) y senador nacional, desde 1973 hasta el inicio del golpe militar, que lo llevó a incorporarse a la Organización de los Estados Americanos (OEA).
A partir del retorno de la democracia, Angeloz accedió a su primer período como gobernador de Córdoba al ser electo con casi el 56 por ciento de los votos.
Durante su mandato impulsó una modificación de la Constitución provincial para poder acceder a un nuevo mandato, y fue reelecto en 1987 tras derrotar con lo justo al candidato del Frente Justicialista de la Renovación, José Manuel de la Sota. En 1988 fue elegido por los afiliados de la UCR como candidato presidencial, en tándem con el bonaerense Juan Manuel Casella, como compañero de fórmula.
“Estoy en el camino, en la misma ruta, que abrieran Yrigoyen, Alvear, Illia y Alfonsín”, transmitió, con voz firme, en uno de los actos de campaña.
El spot proselitista de aquella época decía: “Votemos con la cabeza, pongamos el futuro en el bolsillo, ahora le toca a la economía, ahora le toca a Angeloz”.
El fracaso de la primera presidencia democrática después de la dictadura fue irremontable y Carlos Menem, gobernador de La Rioja, fue elegido para suceder a Alfonsín en la Rosada.
Pese al traspié electoral, Angeloz ganó la gobernación de su provincia por tercera vez consecutiva en 1991, pero casi en un paralelismo con lo ocurrido con Alfonsín, los conflictos sociales y sindicales lo obligaron a entregar anticipadamente la gobernación a Ramón Mestre en 1995, quien había ganado la elección general.
En 1996 fue denunciado por enriquecimiento ilícito en una causa penal que involucraba también a sus dos hijos varones, su yerno, un grupo de allegados y ex funcionarios por presuntas irregularidades en la administración pública en una causa que se conoció como “Megaproceso del Banco Social”. Ese mismo año, Angeloz se despojó de sus fueros como senador y retornó a su banca en el Senado, una vez que fue sobreseído por unanimidad de todos los cargos en 1998.
“En mi gestión sólo cambié el modelo del auto”, fue una de las frases que utilizó el ex gobernador para defender su inocencia. Por su férrea pertenencia radical, desde el entorno del ex gobernador comentaron que en la habitación en el sanatorio donde estaba internado había un afiche de la campaña de 1989.
La leyenda cuenta que tras ser sobreseído en 1998, Angeloz recibió un llamado de Carlos Menem con un breve mensaje: “Te felicito Pocho”.
Una escena más contemporánea lo grabó durante la campaña presidencial de 2007, en un abrazo con el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna. Incluso, en setiembre del año pasado, el gobernador Juan Schiaretti lo distinguió con el reconocimiento brigadier Juan Bautista Bustos. “No quiero eludir el reconocimiento de mis propios errores. No fui, como nadie lo es, infalible. El ‘error madre’, ya lo dije y no me cansaré de repetirlo, es haber aceptado ser gobernador por tercer período consecutivo”, se sinceró tiempo después, ya alejado de la política.