En la localidad mexicana de Texmelucan, Puebla, la Policía estaba sospechada de casos de corrupción en los que pedía coimas a los conductores de otras zonas. Debido a la cantidad de denuncias, las autoridades decidieron realizar una jugada muy astuta para averiguar lo que estaba pasando.
Norma Layón, la responsable del Ejecutivo municipal, decidió disfrazarse y acompañar a un conductor por el lugar con un vehículo con patente de otra región esperando a ser retenida por agentes del orden. Y así ocurrió.
El pasado 12 de septiembre, Layón salió de acompañante y grabó la acción delictiva de un grupo de uniformados. Para ello se vistió como una persona común, pidió prestada una camioneta con placas de la Ciudad de México y comenzó su recorrido.
Cuando la camioneta atravesó una avenida de Texmelucan, una patrulla paró el vehículo. Durante la charla del conductor con el uniformado, se solicitó lo de costumbre: licencia y tarjeta de circulación.
Ante este petitorio, el conductor aseguró que la dejó en el hotel, a lo que el oficial respondió con el costo de la multa previo a pedirle que descendiera del vehículo y pasara a pedirle la coima. Tras el regreso del conductor a la camioneta, comentó que el oficial le pidió 3.400 pesos mexicanos (casi 200 dólares) para evadir el parte.
Segundos después, la presidenta de Texmelucan bajó del vehículo sin abandonar su disfraz y comenzó a cuestionar al oficial. El policía se negó a identificarse hasta que, luego de una intensa discusión, reveló su verdadera identidad.
La funcionaria prosiguió a preguntar por sus jefes directos y luego de viralizarse y trascender el hecho, todos pero fueron dados de baja de la corporación policial, incluso el policía que pidió dinero.