Sarah Almagro Vallejo es una joven oriunda de España. Al terminar su educación media superior contrajo una bacteria que le cambiaría la vida. Los médicos, para salvarle la vida, tuvieron que amputarle los brazos y las piernas. A pesar de todo, ella asegura que ha sabido superar esta complicada situación.
Su historia de vida motiva a otras personas que están atravesando por situaciones similares. A través de Tik Tok comparte varios videos para explicar cómo son sus días y lo que hace para seguir adelante. Actualmente cuenta con 184 mil seguidores y más 2 millones de ‘me gusta’.
Ella indicó que la vacuna encargada de proteger a la gente de este padecimiento no estaba incluida en el esquema de su país, por eso, a raíz de este problema, sus padres comenzaron una larga lucha legal para que las autoridades sanitarias la tomaran en cuenta. Finalmente lo consiguieron, y ahora los menores y adolescentes ya son inmunizados, detalla El Sol de Puebla.
La bacteria derivó a una septicemia
Todo comenzó el verano del 2018, Sarah ya había terminado la escuela y estaba lista para entrar a la universidad de derecho. Aprovechó las vacaciones para ir con sus amigos a la playa. Cuando regresó del viaje empezó a tener fiebre, dolor de cabeza y vómitos, al principio los médicos le dijeron que se trataba de una gastroenteritis.
La medicina que le rectaron hizo que sus síntomas disminuyeran, pero después ya no fue suficiente y la llevaron al Hospital Costa del Sol de Marbella. Tras varios análisis, los especialistas encontraron que tenía una bacteria llamada meningococo que derivó en una septicemia, la cual dejó estragos por todo su organismo, y se alojó en la sangre.
Los doctores les dijeron a sus padres que la situación era muy delicada y que esa podría ser su última noche. El virus ocasionó que la sangre ya no llegara sus extremidades, la primera intervención consistió en quitarle los 20 dedos, pero se dieron cuenta que el problema era mayor.
El padecimiento siguió avanzando y para detenerlo tuvieron que quitarle los brazos y las piernas pero sin dañarle los codos y las rodillas, a fin de que sus nervios sigan funcionando con normalidad. Luego de estar casi un mes internada, ella salió del hospital débil, en silla de ruedas y pesando 34 kilos.
El testimonio de Sarah
“Yo tenía 18 y aunque tuviera 18 años o 50, creo que nadie está preparado para esto, y me pregunté ‘¿por qué a mí con toda la gente mala que hay en el mundo?’, nadie te prepara para esto, yo le llegué a decir a mi madre, ‘seré una inútil el resto de mi vida’, pero no”, destacó.
Ella indicó que tuvo que asistir a terapia física para que pudiera adaptase a su nueva vida, también se acercó a varias asociaciones para que le ayudaran con las prótesis. Por ahora dice que tiene varios planes en mente, quiere terminar la licenciatura, seguir practicando surf y llegar a competir en los juegos paraolímpicos.
¿Cómo funcionan sus prótesis?
Gracias a que los médicos pudieron salvar sus codos y rodillas, es posible que sus nervios se conecten a unos sensores que mandan señales a las prótesis para que sepan lo que deben hacer, toda esta información es recogida y enviada a una aplicación que ella monitorea desde su celular.
Para llegar a esto, tuvo que entrenar cerca de año y medio, aunque logró aprenderlo más rápido de lo que se tenía planeado, todavía hay días en los que se le complica, se lastima y sufre dolor, pues las piezas son pesadas. Por este motivo, tiene que descansar y solo puede utilizar calzado ligero.
Menciona que lleva una vida normal, sale con sus amigos y sigue en la escuela, ella puede hacer sola y sin usar los aparatos actividades cotidianas como bañarse o vestirse. Dentro de su casa, suele moverse en silla de ruedas. Una de sus grandes metas es convertirse en conferencista para narrar su historia y ayudar a más gente.