El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aterrizó este viernes en Arabia Saudita, un importante país productor de petróleo, en un viaje que podría impulsar también las relaciones entre los sauditas e Israel.
Precisamente, días atrás, en este último país brindó una conferencia de prensa que tomó gran revuelo en internet. No por los acuerdos o dichos que el mandatario estadounidense haya afirmado ante los medios, si no porque (otra vez) tras su alocución se alejó del micrófono y saludó a la nada.
El particular gesto, que ya pareciera costumbre en el funcionario, fue captado por las cámaras que transmitían el evento. Inmediatamente las imágenes comenzaron a circular por las redes sociales y varios usuarios dejaron sus desopilantes comentarios: “No sé quién es este espíritu, pero donde quiera que vaya Biden, quiere darle la mano”, afirmó Ana Mendoza vía Twitter. Otro más irónico afirmó: “Trató de estrechar la mano al aire de nuevo. Solo 30 meses más, muchachos”.
Un internauta especuló con que en realidad Biden no sabía donde sentarse y estaba señalando hacia los asientos. Justamente, un joven señaló que el mandatario, al darse cuenta de su error, “trató de convertir el ‘apretón de manos en el aire’ en un ‘punto de silla’... la mente de este tipo está quemada”.
Reuniones estratégicas y más saludos
Pero el gesto que más llamó la atención tras la llegada de Biden a ese país fue el saludo con un choque de puños con el príncipe heredero y gobernador de facto de Arabia Saudita, el polémico Mohamed Bin Salman, antes de un encuentro programado en el marco de su visita oficial.
El encuentro entre Bin Salman y Biden ha generado muchas expectativas y los periodistas de la Casa Blanca llevaban días preguntando si el mandatario estadounidense iba a estrechar la mano al príncipe heredero, en lo que se percibía como un gesto negativo tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
Luego, Biden se reunió con el rey de Arabia Saudita, Salmán Bin Abdulaziz, y tuvo una “sesión de trabajo” con el príncipe Bin Salman, rodeados de altos funcionarios de las dos administraciones.
El avión presidencial estadounidense había aterrizado en la ciudad costera de Yedá (oeste), procedente de Israel, lo que convierte a Biden en el primer líder estadounidense en viajar directamente desde Israel a un país árabe que no reconoce oficialmente al Estado hebreo.
Su predecesor, el republicano Donald Trump, hizo en 2017 este viaje pero en sentido inverso.
Justo antes del viaje de Biden a ese reino del Golfo, Israel dijo que no tenía “ninguna objeción” a la transferencia de dos islotes estratégicos a Arabia Saudita, y Riad anunció la apertura de su espacio aéreo a “todas las aerolíneas”, incluyendo israelíes.
Biden calificó de “histórica” la decisión” de Arabia Saudita e Israel de “paso importante”.
Las dos iniciativas podrían, según analistas, abrir una vía para un posible acercamiento de Arabia Saudita e Israel, un país que en 2020 regularizó sus vínculos con dos países aliados del reino saudita: los Emiratos Árabes Unidos y Baréin.
Negociación por el petróleo
Tras dos días de intercambios abiertamente cálidos con el primer ministro israelí y de su reunión más austera con el líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, Biden inició el tramo más estratégico y también el más complejo de su periplo, ya que Arabia Saudita es una potencia petrolera, acusada de graves violaciones a los derechos humanos.
Cuando era candidato, prometió mantener en estatuto de “paria” al reino después del asesinato del periodista Jamal Khashoggi y tras ser elegido desclasificó un informe que señala al príncipe Mohamed Bin Salmán en la trama para terminar con la vida del reportero, algo que Riad siempre ha negado.
Ahora Biden debe buscar el equilibrio entre mantenerse fiel a su defensa de los derechos humanos y convencer al reino petrolero para que abra el grifo de la producción de crudo con la finalidad de bajar el precio de los combustibles y anclar la inflación, que en junio marcó su mayor nivel en 40 años en Estados Unidos.