Continúa el alerta por el volcán de la isla de La Palma. En las últimas horas abrió otra boca por la que despide un verdadero río de lava que agiganta los daños que viene causando hace casi dos semanas. La erupción afectó a más de 1.000 casas y obligó a evacuar a más de 5.500 personas, según informó la agencia EFE.
El director técnico del Plan de Prevención de Riesgo Volcánico de Canarias, Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, indicó que la lava ha dejado inutilizados 28,3 kilómetros de carretera.
Estos dos nuevos focos abiertos se ubican a unos 600 metros del cono principal del volcán Cumbre Vieja. Este hecho fue registrado en un impactante video del Servicio de Trabajos Aéreos del Instituto Geológico y Minero de España.
La responsable de Vigilancia Volcánica del Instituto Geográfico Nacional de España, Carmen López, explicó que el cono principal del volcán mantiene varios puntos activos, sin descartarse la aparición de otros.
La erupción fisural continúa mostrando un modelo estromboliano, con fases explosivas y efusivas simultáneas.
La lava que llegó al mar está a más de 475 metros de la línea de costa, con una profundidad de 30 metros y con una superficie de 27,7 hectáreas.
Según la experta, la emisión gaseosa originada por el contraste térmico entre la lava y el mar está compuesta por vapor de agua y ácido clorhídrico, y solo tiene incidencia en la zona de contacto, aunque advirtió que las poblaciones cercanas deben estar informadas sobre los cambios del viento.
Respecto a la nube de ceniza y dióxido de azufre, la técnica reconoció que las condiciones meteorológicas son desfavorables para la calidad del aire, y la llegada de polvo sahariano del continente africano complica la situación al mezclarse con las partículas procedentes de la erupción, según Clarín.
No obstante, las mediciones realizadas muestran una mejoría de los valores atmosféricos en varias partes de la isla.
El director técnico del Pevolca informó de que se finalizó de forma temporal con el confinamiento de la población, que se encontraba en esta situación tras un empeoramiento de la calidad del aire durante la noche del viernes. Sin embargo, alertaron que esas medidas pueden repetirse.
Además, partículas del material expulsado alcanzaron al archipiélago atlántico de Azores y han provocado una reducción de la visibilidad, según el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IPMA).
La Palma y Punta Delgada, la capital de Azores, distan más de 1.200 kilómetros pero el viento ha transportado partículas de la erupción del volcán, que han llegado a las islas lusas “en forma de aerosol sulfato”, según el organismo portugués.
Estos “aerosoles” contribuyen a una “dispersión de la luz” y provocan una reducción “significativa” de la visibilidad, agrega el IPMA, en especial en zonas inferiores a los 800 metros de altitud.
Además, la “elevada humedad” que se registra en las Azores contribuye a aumentar el tamaño de las partículas, lo que se ha traducido en las últimas horas en una intensa neblina.