Una veterinaria se convirtió en una verdadera heroína luego de salvarle la vida a una nena de dos años que había sido mordida y arrastrada varios metros por un American Stafford, catalogado como un perro potencialmente peligroso.
Según se logra observar en las imágenes captadas por una cámara de seguridad de un local de Murcia, España, la madre de Fatou intentó desesperadamente agarrar a su hija, pero el can se resistía. A los pocos segundos apareció Fátima Peláez, propietaria de la clínica veterinaria que estaba ubicada en la misma calle donde ocurrió el suceso. Gracias a su acción, le salvó la vida a la niña.
Ejemplar accionar
En diálogo con medios locales, la profesional dijo que oyó fuertes ruidos y gritos cuando terminó su jornada laboral. Una vez que comprobó la situación, no dudó en salir y ayudar a la menor: “Vi que lo que tenía el perro en la boca era una niña y que la estaba zarandeando como a un pelele”.
“Yo traté de darle con una zapatilla para ver si llamaba su atención, pero pensé que no lo estaba haciendo bien. Mi reacción instintiva fue meterle la mano en la boca para abrírsela para que soltara a la niña”, añadió en el citado medio. El dueño del animal también intentó pararlo, aunque no tuvo éxito.
Peláez describió cómo consiguió que el animal soltara a Fatou: “Mi profesionalidad fue lo que hizo decidir que tenía que abrirle la boca al perro. Sé que cualquier persona no hubiera podido reaccionar así porque en esos momentos no hay cordura. No valoré el daño mío ni los posibles ataques hacia mí. Mi prioridad era salvar a la niña”.
Agradecimiento
Felizmente, tanto la niña como la madre se encuentran en buen estado, pero tardarán mucho tiempo en olvidar lo ocurrido: “La cara de pánico y horror de la madre y de la niña. Esa imagen no la he podido borrar de mi cabeza, todavía estoy impactada”, describió la veterinaria.
Transcurridas unas horas después del enorme susto, al día siguiente la menor y su progenitora se acercaron hasta la clínica veterinaria para darle las gracias por haberle salvado la vida a Fatou: “Me abrazó y me puse a llorar al ver a la niña sonriendo y a la madre agradeciéndome el gesto”, finalizó Peláez en La Opinión de Murcia.