Corea del Norte presentó este sábado un nuevo y gigantesco misil balístico intercontinental durante un desfile militar que desafió a la pandemia de coronavirus, del que, según su líder Kim Jong Un, no hay un solo caso en el país. Cada misil balístico intercontinental (ICBM), el más grande del mundo de este tipo según los analistas, fue transportado por un vehículo de 11 ejes de largo por la plaza Kim Il Sung, donde Kim Jong Un observaba el desfile desde una tribuna, según las imágenes retransmitidas por la cadena pública KCTV.
Se trata del “mayor misil móvil de combustible líquido visto hasta ahora”, tuiteó Ankit Panda, de la Federación de Científicos estadounidenses. Se cree que Corea del Norte ha seguido desarrollando su arsenal, supuestamente para protegerse de Estados Unidos, tras el fracaso de la cumbre de Hanói con el presidente Donald Trump en febrero del año pasado. Los analistas consideran que el país ha estado desarrollando un ICBM capaz de alcanzar a Estados Unidos y evadir los sistemas de defensa estadounidenses. Además del ICBM, fue presentado el Pukguksong-4a, un nuevo misil submarino.
Kim Jong Un, vestido con un traje gris, declaró ante la multitud: “Continuaremos reforzando nuestro ejército, con fines de autodefensa y de disuasión”. “Si no tienes la fuerza, tendrás que enjugar las lágrimas y la sangre que fluyen con los dos puños cerrados”, agregó. Entre el público, algunas mujeres se limpiaban las lágrimas mientras el mandatario hablaba, según las imágenes de la televisión.
El esperado acto formaba parte de las conmemoraciones del 75º aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores, en el poder, que según los jefes de Estado Mayor surcoreanos, habría tenido lugar a primera hora de la mañana de este sábado, varias horas antes de que fuera retransmitido. Las agencias de inteligencia surcoreana y estadounidense “siguieron de cerca el acto”, añadieron.
A fines de diciembre, Kim amenazó con mostrar una “nueva arma estratégica”, pero los analistas piensan que Pyongyang tratará cuidadosamente de no hacer peligrar sus posibilidades con Washington antes de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre. Leif-Eric Easley, profesor en la Universidad Ewha de Seúl, advirtió que no está claro si todo el equipamiento mostrado en el desfile “funciona realmente”.
Pero añadió: “A pesar de las políticas engañosas, las armas mostradas en los desfiles de Pyongyang nos recuerdan que Corea del Norte no será ignorada”.Las unidades de soldados de diferentes cuerpos desfilaron por la plaza, mientras Kim Jong Un sonreía o bromeaba con los generales.Los aviones de guerra sobrevolaron la zona, lanzando bengalas, los vehículos blindados recorrieron las calles, los misiles se exhibieron... y ninguno de los participantes ni nadie entre el público llevaba mascarilla.El hermético régimen comunista cerró sus fronteras hace ocho meses para protegerse del coronavirus, del que no informó de ningún caso. En su discurso, Kim Jong Un se dijo agradecido de que “ni una sola persona” hubiera contraído el coronavirus en el país, y afirmó que deseaba “buena salud a todas las personas del mundo que luchan contra los males de este funesto virus”.
“Incluso podía verse a Kim un tanto sofocado y con lágrimas en los ojos mientras leía su discurso”, indicó la exanalista de Corea del Norte para el gobierno estadounidense Rachel Lee, para quien la alocución del sábado suponía un cambio respecto al “discurso trillado visto desde hace años”.Sin embargo, Harry Kazianis, del Centro para los Intereses Nacionales, advirtió que ningún asistente al desfile llevaba tapabocas o se preocupaba por mantener las distancias.
“Mientras que algunos alegarán que esto es una muestra de fuerza, una grandilocuencia tal es una pura locura”, señaló. “El régimen de Kim está jugando con las vidas de su propio pueblo”, agregó.A diferencia de otras ocasiones, la prensa extranjera no fue autorizada a presenciar el desfile y como muchas embajadas están cerradas por el coronavirus, apenas había observadores extranjeros en la ciudad.
La embajada rusa en Pyongyang colgó un mensaje en su página de Facebook pidiendo a los diplomáticos y a otros representantes internacionales que no “se acerquen ni tomen fotos” de las conmemoraciones.