Una mujer víctima de violencia de género pidió ayuda a un empleado bancario para librarse de su abusador. Ocurrió en Brasil, la víctima convivía con el agresor y solo pudo contar lo que pasaba en la entidad bancaria.
Aprovechando las restricciones por la pandemia de coronavirus, la mujer ingresó sola al edificio mientras el hombre la vigilaba desde afuera. Fue hasta uno de los cajeros y en un ticket escribió un desesperado pedido de auxilio.
Había ido a la sucursal para cobrar la asignación correspondiente al plan Bolsa Familia, que se entrega el Estado a las familias de bajos recursos. “Violencia doméstica. Usted puede ayudarme”, escribió la joven de 27 años.
Además, añadió una “X” un símbolo que se ha difundido en Brasil para ayudar a las víctimas de violencia de género. “Él está ahí fuera”, agregó. Al ver esto, el banquero le pasó otro papel para que dejara sus datos personales.
“Pero la mujer tenía miedo de pasar el teléfono y que su pareja atendiera aquel llamado”, contó al medio G1. “Después de que ella se fue, me quedé pensando de qué manera podría ayudarla. Tuvimos una pequeña reunión con mis compañeros para ver qué podíamos hacer”, dijo.
El hombre de 40 años, que prefirió mantener su identidad en el anonimato, fue a la 13ª Comisaría de Policía, en Sobradinho pero allí obtuvieron respuesta.
“El oficial leyó el papelito que me había dado la joven, miró el periódico y dijo que era de la jurisdicción de Planaltina porque la mujer vivía allí. Le pregunté si no podía hacer contacto con alguien para que tomara el caso, pero todo le importaba un comino”, contó.
Ante esto, llamó a la Comisaría de la Mujer (Deam) para denunciar lo sucedido, pero tampoco lo escucharon. “Un hombre respondió y dijo que se suponía que debía denunciarlo en el 197, porque tenía que averiguar si eso era realmente cierto. Hay mucha burocracia y falta de empatía. Al otro día llegué al banco totalmente desconcertado”, dijo.
Fue entonces cuando la respuesta llegó de otra mujer y compañera de trabajo. Luego de las vueltas que dieron las autoridades, la operadora del banco Juliana Gomes da Silva, trajo la solución.
Juliana decidió hablar con una amiga, que es policía militar del batallón Planaltina y le enviaron fotos de los mensajes que la joven había dejado.
En un segundo mensaje, además de la dirección, describió cómo encontrar el lugar en el que la víctima era obligada a vivir, dando detalles como el color del portón. Allí, la mujer hizo un último pedido: “Él no los va a atender, así que insistan. Va a fingir que no está en casa”.
“Por la experiencia que tengo, cuando leí los mensajes, ya me comuniqué con mi amiga que trabaja en la Policía Militar. La víctima fue breve y rápida. Todos estábamos conmovidos”, dijo Juliana, quien también es coordinadora de la Central Única das Favelas (CUFA-DF).
Luego de la denuncia, policías militares del Grupo de Prevención Orientada a la Violencia Doméstica y Familiar (Provid) fueron al lugar y al llegar a la dirección, descubrieron que la mujer estaba encerrada como prisionera de su pareja.
El equipo también encontró a sus dos niños: uno de 1 año y 7 meses y una niña de 5 años. La víctima confirmó ante las autoridades que había escrito la nota pidiendo ayuda.
“Ella confirmó que su esposo la agredía verbalmente... Me di cuenta de que tenía miedo. No es que es víctima de violencia doméstica desde hoy, ella ya lleva un buen tiempo con este sufrimiento”, dijo el sargento Sérgio Borges.
Sin embargo, hasta el miércoles por la tarde no se había localizado al agresor. La Policía Civil dijo que “el caso está siendo investigado con máxima prioridad” y que brindará toda la información relevante.