Un equipo de científicos del Instituto de Cosmología Computacional de la Universidad de Durham, del Centro de Investigación Ames de la NASA y la Universidad de Glasgow, Reino Unido, llegó a la conclusión de que la Luna pudo haber tenido su origen en un impacto gigante a la Tierra.
La teoría más difundida sostiene que la Luna se formó después de una colisión entre la Tierra y un objeto del tamaño de Marte, llamado Theia. Sin embargo, esto fue puesto en duda por las mediciones de rocas lunares que muestran que su composición es como la del manto de la Tierra, siendo que deberían mostrar similitudes con Theia.
Jacob Kegerreis, el jefe de la investigación, dijo: “Esto abre una gama completamente nueva de posibles puntos de partida para la evolución de la Luna. Entramos en este proyecto sin saber exactamente cuáles serían los resultados de estas simulaciones de muy alta resolución. Así que, además de la gran revelación de que las resoluciones estándar pueden darte respuestas incorrectas, fue muy emocionante que los nuevos resultados pudieran incluir un tentador satélite similar a la Luna en órbita”.
“Esta ruta de formación podría ayudar a explicar la similitud en la composición isotópica entre las rocas lunares devueltas por los astronautas del Apolo y el manto de la Tierra. También puede haber consecuencias observables para el grosor de la corteza lunar, lo que nos permitiría precisar aún más el tipo de colisión que tuvo lugar”, explicó el coautor del estudio, Vincent Eke.
La simulación que explicó el origen de la Luna
Para alcanzar esta posible explicación del origen del satélite natural de la Tierra, los investigadores del Instituto de Cosmología Computacional de la Universidad de Durham simularon cientos de impactos diferentes, variando el ángulo y la velocidad de la colisión y las masas y giros de los dos cuerpos en colisión. De esta forma, buscaron de todas las formas posibles cuáles pudieron haber sido los escenarios que dieron origen a la Luna tal y como se la conoce en este tiempo.
Estos cálculos se realizaron utilizando el código de simulación de fuente abierta SWIFT, ejecutado en el servicio intensivo de memoria DiRAC, alojado por la Universidad de Durham. De esta forma, se logró una potencia computacional adicional que reveló que las simulaciones de menor resolución pueden perder aspectos importantes de las colisiones a gran escala y permitió descubrir características que no eran accesibles para estudios anteriores.