Cansados de los ruidos molestos, una pareja alemana demandará a su vecino porque tiene un gallo que cacarea más de 200 veces al día. Los denunciantes aseguran que el cantar del ave se ha convertido en una tortura.
“No empieza hasta las 8 de la mañana porque está encerrado por la noche, pero luego canta entre 100 y 200 veces a lo largo del día”, explicó Friedrich-Wilhelm a los medios locales.
“No podemos salir al jardín ni abrir ninguna ventana. Es insoportable. Intentamos aguantarlo, nuestros hijos y nuestros vecinos también, pero no se puede. Es raro hablar de esto como tortura, pero eso es lo que es”, dijo el hombre que vive en Bad Salzuflen.
Para respaldar su reclamo, el matrimonio comenzó a registrar los cacareos. Su objetivo es que el vecino se deshaga del animal para así poder vivir en paz.
De hecho, Friedrich-Wilhelm afirmó que otro vecino se mudó porque se había cansado del animal. Vale destacar, que un gallo canta con una intensidad de 80 decibeles. El volumen equivale a una calle con mucho tráfico o un restaurante concurrido.
El abogado de los demandantes explicó que “un gallo no pertenece a una urbanización tranquila”. En tanto, Michael, el propietario del gallo, afirmó que Magda (así se llama el gallo) es esencial para su jardín.
“Las gallinas necesitan al gallo, si no estuviera se desplumarían unas a otras”, agregó.
El caso del gallo Maurice
En 2019 un gallo francés llamado Maurice se convirtió en un tema de debate debido a una batalla legal entre sus propietarios y los vecinos. La razón: el canto matutino del ave.
Luego de ganar la demanda en su contra Maurice se convirtió en un símbolo de las tensiones entre las comunidades urbanas y rurales del país.
El ave de 4 años vivía en Oleron, una isla en la costa atlántica de Francia que se ha transformado en un destino popular para los franceses urbanitas que compran una segunda vivienda en el campo.
