Durante el aislamiento impuesto por la pandemia de COVID-19 en Australia, Melanie se encontró atrapada en su hogar, con una promesa resonando en su mente: una vez que pudiera salir de nuevo, buscaría experimentar la intimidad contratando a un trabajador sexual para perder su virginidad y dejar atrás las ansiedades que rodeaban su discapacidad en términos de amor y relaciones. Chayse fue el hombre que la ayudó a cumplir esa promesa.
La idea inicialmente surgió de su trabajadora social, Tracey, mientras ambas compartían el confinamiento. Tracey, cuyo nombre es un seudónimo, había sido trabajadora sexual en el pasado y sugirió a Melanie que explorara esta opción como una forma de satisfacer sus necesidades íntimas. “Simplemente me abrió los ojos al hecho de que tal vez podría experimentar eso”, compartió Melanie con BBC Access All, un programa dedicado a las noticias y el bienestar de personas con discapacidad.
Decidida a explorar esta posibilidad, Melanie encontró una agencia de servicios de acompañamiento en línea, donde el perfil de Chayse captó su interés. Después de coordinar una cita y viajar a su apartamento, Melanie se encontró con una experiencia desconocida y emocionante.
Melanie, que ha vivido con una discapacidad desde los 3 años debido a una condición que paraliza sus piernas y limita el movimiento de sus brazos, depende de trabajadores sociales para ayudarla en su vida diaria. A pesar de haber trabajado y vivido en Japón, nunca había considerado el romance como una posibilidad real en su vida. “Pensaba que si sucedía, sucedía”.
El mundo no siempre reconoce a las personas con discapacidad como seres sexuales, lo que puede hacer que explorar la intimidad resulte intimidante. Según una encuesta del gobierno británico sobre discapacidad, solo el 56% de la población general se sentiría cómoda en una relación íntima con una persona discapacitada.
Después de contactar a Chayse por correo electrónico, Melanie organizó videollamadas para discutir posibles dificultades y conocerse mejor. A pesar de sentirse abrumada al principio, Melanie pronto se sintió cómoda y descubrió una conexión genuina con Chayse durante su encuentro.
Chayse, con seis años de experiencia en el rubro, destaca la importancia de gestionar las expectativas en tales encuentros. Explica que la clave radica en descubrir lo que funciona para cada individuo, enfatizando que cada experiencia íntima es única.
Para Melanie, contratar a Chayse no solo le brindó la oportunidad de explorar su sexualidad en un entorno seguro y respetuoso, sino que también le permitió dejar de lado las preocupaciones sobre su cuerpo y sus limitaciones físicas. “Esa fue toda la razón por la que contraté a Chayse”, explicó. “No quería regresar a casa con un extraño y descubrir estas cosas y sentirme incómoda, vulnerable e insegura”.