En un funeral que debería haber sido un momento de despedida y recuerdo, una tragedia impactante sorprendió a la familia Healey de Staines, Reino Unido. Sarah Healey, una madre de 39 años, se desplomó y falleció frente a su pareja y sus tres hijos mientras pronunciaba el panegírico en el servicio en memoria de su suegro de 81 años.
La enfermera, residente en Staines, asistió al funeral acompañada por su compañero, James West, y sus hijos de 16, siete y seis años. Durante el homenaje a su suegro, Roy West, Sarah sufrió un paro cardíaco repentino, a pesar de no tener antecedentes de problemas cardíacos.
La madre de la fallecida, Gladys Healey, de Flintshire, relató la dolorosa escena: “Sarah fue una de las personas que habló en homenaje al padre de James. Sin embargo, cayó repentinamente al suelo durante su discurso. Parece que sufrió un ataque de arritmia o un paro cardíaco. No tenía antecedentes de ningún problema cardíaco, y todos quedamos devastados por su muerte repentina”.
El trágico incidente tuvo lugar en Slough Crematorium, sumando una doble pena a la familia en un día destinado a rendir homenaje y apoyarse mutuamente en la pérdida de Roy West.
Gladys Healey expresó la profunda conmoción que esta tragedia causó en la familia: “Fue un golpe terrible para nuestra familia. Fue un duro golpe para su pareja, que acababa de perder a su propio padre. También impactó a los tres niños pequeños que quedaron atrás, así como a su padre, Dave, a mí y a la hermana menor de Sarah, Trisha, que estuvo en la ceremonia con nosotros”.
Sarah Healey, una enfermera titulada y altamente cualificada especializada en oncología, también estaba forjando su camino en el mundo empresarial con su propio negocio de estética, Sarah Healey Aesthetics, en el Thames Valley Athletics Center en Eton.
La hermana de Sarah, Trisha Healey, compartió el dolor de la pérdida: “Perder a mi única hermana mayor ha sido lo más difícil que he experimentado. Hablaba con ella a diario, y teníamos un vínculo extremadamente estrecho que solo las hermanas experimentarán. La vida nunca volverá a ser la misma, pero encuentro consuelo en planificar cosas con amigos, hablar y llorar cuando es necesario sin vergüenza”. Una tragedia que deja a la familia Healey sumida en el dolor y la incredulidad ante la pérdida repentina de una ser querido.