Una mujer de 39 años, que no tenía ninguna enfermedad preexistente, murió tras recibir la segunda dosis de la vacuna Moderna en Estados Unidos.
Ocurrió en Utah. Kassidi Kurill recibió la vacuna contra el coronavirus por su trabajo como instrumentadora quirúrgica, especialidad que desarrollaba en cirugías plásticas.
“Ella estaba absolutamente de acuerdo con recibir la vacuna. De hecho, nos dijo a todos: ‘Está bien, todos deberían vacunarse’”, contó su padre Alfred Hawley, a la prensa local.
Según informaron, Kurill tuvo un dolor en el brazo después de la primera dosis de Moderna, pero no sufrió efectos secundarios. Sin embargo, cuando le dieron la segunda dosis todo cambió.
“Llegó pronto y dijo que su corazón se aceleraba y que necesitaba ir a urgencias”, dijo Hawley. Cuando llegaron de emergencias, Kurill estaba vomitando.
“Le hicieron un análisis de sangre e inmediatamente volvieron a decir que estaba muy, muy enferma, y que su hígado no funcionaba”, contó el padre.
Kurill fue trasladada de urgencia y los médicos determinaron que debía realizarse un trasplante de hígado. Los padres de Kurill se ofrecieron como voluntarios para donar una parte de sus hígados, pero no pudieron.
La mujer murió 30 horas después de llegar al hospital. Se realizó una autopsia al cuerpo de Kurill, pero la Oficina del Médico Forense del estado no pudo hacer comentarios sobre el caso debido a las leyes de privacidad.
