Una religiosa se colocó entre las fuerzas armadas de Myanmar y un grupo de manifestantes, para pedir el fin de la violencia y que las fuerzas de seguridad no reprimieran a la muchedumbre.
El hecho ocurrió el pasado 28 de febrero en la ciudad de Myitkyina. Allí, un grupo de manifestantes se cruzó con uniformados y se armó una batalla campal en plena vía pública. A escasos metros del lugar se encontraba la hermana Ann Roza Nu Tawng (45), quien se encontraba en una clínica asistiendo a enfermos.
Al escuchar gritos, corridas y estruendos, la religiosa salió a la calle y se encontró con un panorama de guerra: piedras, gases, disparos y detenidos que eran arrastrados. Semejante situación ameritó un pensamiento en ella: “Me sorprendió y pensé que era el día en que moriría”.
Todo ello la empujó a tener una actitud de arrojo e intentar salvar a la gente que protestaba de la brutalidad policial, por eso se puso en medio de la calle y pidió a ambos bandos que terminaran con la violencia.
Luego fue caminando despacio hacia los agentes y comenzó a gritarles que no los detuvieran: “Les pedía y les rogaba que no lo hicieran y les dije que los manifestantes no cometieron ningún crimen”.
“Corría hacia donde golpeaban a los manifestantes. Estaba sucediendo frente a esta clínica. Fue como una guerra.
Pensé que sería mejor que yo muriera en lugar de mucha gente.
Estaba llorando fuerte. También me dolía la garganta. Mi intención era ayudar a la gente a escapar”, señaló la religiosa.
Luego relató que “Uno se me acercó y me dijo: ‘Hermana, no se preocupe tanto, no les vamos a disparar’. Pero le contesté que ‘También se les puede matar con otras armas. No les dispares. Son solo manifestantes’”.
Luego la hermana Ann aseguró que está muy preocupada por la realidad que vive su país tras el golpe de Estado y la llegada de los militares al poder: “Siento que ellos (los militares) no son los guardianes de la gente, ya que has visto lo que le está pasando a la gente.
La gente no está segura y hay arrestos nocturnos brutales”.
La intervención de la religiosa en los enfrentamientos llevó a que ese momento sea bautizado como el “momento de Tiananmen”.