Luego de que un grupo de ecologista adhiriera sus manos sobre el Picasso Masacre en Corea y de que se pusiera pegamento sobre La Primavera de Botticelli, dos jóvenes de la organización Just Stop Oil arrojaron salsa de tomate sobre un óleo de Vincent van Gogh. Se trata de uno de los siete lienzos de la aclamada serie Los Girasoles, lo que causó indignación más allá del National Gallery, donde la obra está expuesta.
El cuadro es una de las piezas más conocidas del artista neerlandés, que la realizó en 1888 en su casa de Arlés, donde estableció su vida tras vivir en París. Aconsejado por Toulouse-Lautrec, encontró en La Provenza un lugar donde elaborar nuevas pinturas, alejado del ruido y los estímulos de la capital francesa, en compañía de Paul Gauguin, su amigo y mentor.
Con el pintor convivió dos meses, pero sus diferencias los llevaban a discutir constantemente. Tal era la tensión entre ellos que, durante un enfrentamiento, Van Gogh intentó atacarle con una navaja de afeitar. Este fue el artilugio con el que, después, se cortó la oreja. Aquello ocurrió en diciembre de 1888, antes de que el artista se internara en un psiquiátrico. En verano, el óleo y los girasoles se habían convertido en el nexo de una amistad que no logró sobrevivir, detalla 20 Minutos.
Van Gogh empezó a pintar Los girasoles en agosto, y continuó durante el año siguiente. Estos cuadros están estrechamente ligados a su relación con Gauguin, que colocó uno de ellos en su habitación. En realidad, el fin de los girasoles era decorativo. El pintor neerlandés quería adornar su casa ante la llegada de su amigo, al que admiraba profundamente.
En las famosas cartas del artista a su hermano Theo, explicaba lo siguiente: “Con la esperanza de llegar a vivir con Gauguin en nuestro estudio, quiero pintar una serie de cuadros. Nada más que grandes girasoles... Si llevo a cabo mi plan, pintaré una docena de cuadros. El conjunto es una sinfonía en azul y amarillo. Trabajo todos los días desde que sale el sol. Porque las flores se marchitan enseguida y hay que pintarlo todo de una vez”. Las obras, en total siete, muestran girasoles en todas las etapas de su vida, desde su florecimiento hasta su marchitar.
Tras la etapa en la Casa Amarilla (la vivienda donde convivieron tenía las paredes de este color, lo cual sirvió de inspiración a Van Gogh para pintar sus cuadros), Gauguin escribió en su manuscrito Avant et Après, datado en 1903, que él había animado a su amigo a continuar la serie: “Me comprometí a iluminarlo. Van Gogh hizo un progreso asombroso. El resultado fue toda una serie de girasoles a plena luz del sol”.
La serie Los Girasoles pertenece a la corriente del postimpresionismo, de la que Van Gogh (después de su muerte, como ha ocurrido tantas veces, ya que en vida no fue reconocido) es su máximo exponente, junto con otros nombres como Paul Cézanne y los mencionados anteriormente.
De la serie hay tres cuadros similares con catorce girasoles en un jarrón, dos con doce girasoles, uno con tres y otro con cinco. Van Gogh pintó las piezas en un periodo aproximado a cinco meses. Todas las pinturas están ejecutadas en lienzos de alrededor de 90 x 70 centímetros.
Para pintarlas, usó un pigmento en sus girasoles, el amarillo de cromo, al cual deben su misterioso color, que pasó a ser un tono pardo verdoso. Para el artista, el color era esencial, algo que tenía que quedar por encima de la descripción realista. Además, precisaba los contornos, una técnica enfocada en su imaginario simbolista, y que también empleaba Gauguin.
“Tú ya sabes que a Gauguin le gustaba especialmente. Sobre ella ha dicho entre otras cosas: ‘Esto... esto es... la flor’. Tú ya sabes: la peonia es propia de Jeannin, la malva de Quost y el girasol es propio de mí”, le escribió el artista a su Theo tras distanciarse del padre de obras como Los cerdos o ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?