Un chico de tan solo 10 años fue acusado de asesinato por haber matado a su madre de un disparo en la cara mientras ella estaba lavando la ropa. La mujer se había negado a comprarle un par de anteojos de realidad virtual. El hecho ocurrió en la casa de la familia, en la ciudad de Milwaukee, Estados Unidos.
El nene le disparó a su mamá a menos de un metro de distancia y le provocó la muerte. La mujer se llamaba Quiana Mann y tenía 44 años.
Un día después del asesinato, el niño usó la cuenta de Amazon de su madre y se compró unos anteojos de realidad virtual Oculus, cuyo precio va desde los 130 hasta los 500 dólares. Luego, le dijo a su abuela que sentía mucho haberla matado y le preguntó dónde estaba el paquete de Amazon que esperaba.
Según distintos miembros de su familia, el nene tiene “problemas de ira” y escucha a gente imaginaria. Pese a su edad, fue acusado de “homicidio culposo en primer grado” y será juzgado como si fuera un adulto.
Al principio, el chico le dijo a la policía que el asesinato había sido un accidente. Aseguró que su madre se había puesto en frente de él cuando estaba apuntando hacia la pared para “asustarla” y que accidentalmente le disparó en la cabeza. Sin embargo, en una segunda entrevista contó que le había apuntado a Mann de manera intencional. El trágico hecho ocurrió alrededor de las 7 de mañana el pasado 21 de noviembre.
La mujer tenía cuatro hijos. Una vez que el chico le disparó a su madre, puso el arma en un armario y le dijo a su hermana mayor, de 26 años, que la mujer estaba muerta. Fue esa hermana quien llamó al 911 y le dio aviso a la policía.
De acuerdo a la ley del Estado de Wisconsin, los menores son tratados como adultos si comenten ciertos tipos de crímenes graves. Sin embargo, los abogados del niño pueden buscar que el caso sea llevado a una corte juvenil. Actualmente el pequeño está detenido en un centro juvenil.
Un llamado de la familia
Al principio, el informe policial decía que el disparo había sido efectuado por un niño “jugando” con un arma. Sin embargo, un día después una tía llamó a la policía y contó que cuando fue a recoger al niño, él agarró un manojo de llaves que contenía la llave de la caja del arma. Cuando su tía le preguntó respecto al asesinato, él le dijo que había apuntado a su madre y que ella le había pedido que la bajara.
La tía y su misma hermana contaron que el nene nunca lloró ni mostró remordimiento y que, además, ese mismo día había atacado a su prima de 7 años.
Debido a esto, y a que había mostrado en el pasado otros comportamientos perturbadores, la familia del chico se mostró preocupada por los problemas de salud mental que podría tener.
Antecedentes perturbadores
A los 4 años, el chico agarró a al cochorro de la familia por la cola y lo arrastró y balanceó por la casa. Hace 6 meses, llenó un globo con líquido inflamable y lo prendió fuego, lo que provocó una explosión que quemó los muebles y la alfombra.
Cuando le preguntaron por qué lo había hecho, contestó que “dos hermanas le dijeron que lo hiciera”. El menor le contó a su familia que escuchaba cinco voces imaginarias que le hablaban, y que se trataba de “dos hermanas, una señora vieja y dos hombres malos”.
Brianna, hermana del chico, afirmó que él había tenido “problemas de ira” toda la vida y se enojaba mucho y actuaba sin pensar.
Quiana Mann había instalado cámaras alrededor de la casa, pero las mismas habían sido desconectadas durante el asesinato. Todavía no está claro quién las inhabilitó.
Nuevas indagatoria y posible sentencia
Luego de los testimonios de los familiares, la policía de Milwaukee volvió a entrevistar al niño. Esta vez, les dijo a los detectives que había apuntado el arma hacia su madre con las dos manos en posición de tiro. Agregó que le quiso disparar a la pared para “asustarla” pero que ella se puso en frente de él y le terminó disparando a ella.
En esta instancia, el nene le contó a la policía que había buscado el arma porque su mamá lo había despertado muy temprano esa mañana-a las 6:00 en vez de a las 6:30-y porque no quería comprarle los anteojos virtuales en Amazon.
La aboga del menor, Angela Cunningham, dijo que el hecho fue realmente una “tragedia familiar” y que nadie podría discutir eso. Sin embargo, aseguró que el sistema para adultos no está “equipado para atender a las necesidades de un niño de 10 años”.
El niño deberá ir a la corte el 8 de diciembre y podría ser condenado hasta 60 años de prisión si se lo juzga como adulto.