Muchas veces en las películas que en algunos templos de diferentes religiones, hay una gran presencia de distintos animales. Una vez más, la realidad supera a la ficción y en las afuera de Rangú, antigua capital de Birmania, un templo budista se convirtió en un santuario para serpientes donde algunas miden más de 5 metros.
El monje Wilarsa creó un refugio en el monasterio Seikta Thukha del municipio de Mingalardon, al norte de Rangún, donde más de dos decenas de varios especímenes reptan por dos habitaciones.
Este santuario se ocupa de cuidarlas y en algunos casos devolver los ejemplares a la naturaleza de donde vinieron. El religioso asegura que en 5 años ha liberado más de 180 serpientes a su hábitat natural.
El desarrollo y crecimiento de la ciudad de Rangún hace que la misma le gane terreno a la naturaleza y por eso los animales terminan se adentran en las calles céntricas donde son rescatados y llevados a diferentes santuarios.
El religioso Wilarsa asegura que el monasterio solo puede mantener, cuidar y alimentar a 20 ejemplares al mismo tiempo, por lo que realiza una caminata de unos 45 minutos hasta la montaña para soltar los especímenes y poder albergar a otros. Además, asegura que tiene un costo mensual de entre 300 y 400 dólares el cuidado de los animales.
Más allá de este noble acto, de retornar a los animales a la naturaleza, hay una serpiente en particular que debido a su gran tamaño no se anima a liberarla.
“Shwesar”, que se traduce como “palabra de oro” es una pitón de 11 años que mide más de 5 metros de largo. “Puede morder y tragarse a una vaca grande. Si la libero, temo las consecuencias que pueda tener en el entorno”, declara a Efe Wilarsa sobre este espécimen.
Wilarsa dice que decidió crear dicho santuario de reptiles ya que cuando finalizaron la construcción del monasterio encontró dos pitones que siempre regresaban al mismo lugar.