El médico Gregory Michael, obstetra de la ciudad de Miami, fue vacunado el 18 de diciembre con la vacuna Pfizer contra el Covid-19 y el 3 de enero falleció. Según denunció, Heidi Neckelmann, su marido era una persona sana y murió ante una inesperada reacción producto de haberse vacunado.
Michael, padre de una niña, estaba activo, saludable y no tenía enfermedades preexistentes antes de ser inoculado. Sin embargo, murió de un derrame cerebral el domingo 3 de enero después de desarrollar una rara enfermedad autoinmune que hace que el cuerpo destruya sus propias plaquetas.
“En mi opinión, su muerte estuvo 100 por ciento relacionada con la vacuna. No hay otra explicación. Gozaba de muy buena salud. No fumaba, bebía alcohol de vez en cuando, pero solo socialmente. Hacía ejercicio, teníamos kayaks y era pescador de aguas profundas”, contó la esposa, sobre su difunta pareja al diario británico Daily Mail.
“Le hicieron pruebas de todo lo que puedas imaginar, incluso de cáncer, y no había absolutamente nada malo en él”, aseguró la esposa. El laboratorio Pfizer se comunicó con el diario británico y confirmó que habían sido informados de la muerte de Michael y que están analizando el caso.
Sin embargo, un portavoz del laboratorio aclaró: “No creemos en este momento que haya una conexión entre la muerte y la vacuna. Es un caso clínico muy inusual de trombocitopenia grave, una condición que disminuye la capacidad del cuerpo para coagular la sangre y detener la hemorragia interna”, ahondó.
" Es importante tener en cuenta que, lamentablemente, es probable que los eventos adversos graves, incluidas las muertes que no están relacionadas con la vacuna, ocurran a un ritmo similar al que ocurriría en la población general”, añadió.
Luego de la vacunación, Gregory no noto reacciones inmediatas a la inyección, pero tres días después se estaba duchando y vio manchas rojas que indican sangrado debajo de la piel, en los pies y las manos.
Cuando se registró en Mount Sinai Medical Center en Miami Beach, los médicos descubrieron que sufría de una grave falta de plaquetas. “Todos los resultados de la sangre resultaron normales, excepto las plaquetas, que volvieron a cero”, dijo Heidi.
“Se sentía al 100 por ciento, era normal, enérgico, feliz. Pero dijeron que no podía irse a casa, que era peligroso, podía sufrir una hemorragia cerebral y morir”.
Normalmente, las personas tenemos un rango de entre 150.000 y 450.000 plaquetas por microlitro de sangre. Heidi dice que los médicos intentaron revertir lo que diagnosticaron como un trastorno inmunológico agudo conocido como PTI, púrpura trombocitopénica idiopática.
Las personas con PTI, también conocida como trombocitopenia grave, el sistema inmunológico confunde las plaquetas con objetos extraños y le indica al bazo que las destruya. Puede ser agudo o crónico, durar seis meses o más, aparecer por sí solo o junto con otras afecciones autoinmunes, ciertos cánceres o durante el embarazo.
Los niños pueden contraer PTI después de una infección viral como la gripe o las paperas, mientras que, en los adultos, los desencadenantes pueden incluir el VIH, la hepatitis o H. pylori, un tipo de bacteria que causa úlceras de estómago. Sin embargo, la esposa de Gregory insiste en que él no tenía ninguna de estas enfermedades.
Dos semanas después de los síntomas iniciales, el obstetra murió de un derrame cerebral hemorrágico, cuando la sangre de una arteria sangra en el cerebro, antes de que pueda someterse a una cirugía.
La vacuna de Pfizer fue autorizada el 11 de diciembre para cualquier persona mayor de 16 años en Estados Unidos. El sitio web de la FDA advierte sobre posibles efectos secundarios que duran varios días, como dolor en el lugar de la inyección, cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular, escalofríos, dolor en las articulaciones y fiebre, pero no incluye esta rara enfermedad.
La vacuna de Pfizer y otra de Moderna son las únicas vacunas autorizadas para su uso en el país del norte, y hasta ahora se administraron aproximadamente 4,8 millones de dosis.
