La “falta de conciencia política” o de perspectiva de género del Museo Picasso de Barcelona en torno a la misoginia del artista Pablo Picasso fue puesta en foco a partir de una acción silenciosa de estudiantes de arte, que generó impacto en la redes sociales y terminó con el bloqueo de la cuenta Instagram de la responsable de la intervención.
En sintonía con un signo de la época, feminista y con conciencia de género, que reclama a las instituciones actualizarse, la artista y profesora de la Escuela Massana y Centro de Arte y Diseño María Llopis organizó la acción que denunciaba, en leyendas estampadas en las remeras de estudiantes que visitaron el museo, “Picasso maltratador”, según informó La Vanguardia.
Paradas frente a las obras de uno de los maestros de la pintura del siglo XX, en inscripciones grabadas en la espaldas de sus remeras se leía: “Picasso Barba Azul”, “Picasso la sombra de Dora Maar” o “Picasso es Antonio David Flores”, una figura mediática de la prensa rosa española acusado de maltrato físico y psicológico por su exesposa y también personaje mediático Rocío Carrasco.
Rondando fenómenos como la cancelación, o más bien, formas creativas de impugnación, el colectivo de artistas y activistas hizo esta acción como parte del trabajo de fin de curso de la clase de Arte y Feminismo de Llopis, con la idea de reconfigurar un canon patriarcal que no representa a las artistas y que, si las incluye en la Historia del Arte, fue como “mujeres de”, dijo la educadora al diario español la Vanguardia.
“La mayoría de ellas eran artistas cuyas carreras se vieron truncadas al conocer al pintor. Picasso interpretó el papel de Barba azul fagocitando la potencia creativa de cada una de ellas”, denunció en Instagram, la cuenta que fue troleada y luego bloqueada.
Un ejemplo de esto es la francesa Dora Maar, “exitosa fotógrafa surrealista cuya carrera se interrumpió al empezar su relación con Picasso. La historia la recuerda como musa del pintor”, dijo Llopis.
“En muchas ocasiones -el creador del icónico y pacifista ‘Guernica’- dejaba a Dora Maar inconsciente en el suelo después de golpearla”, como menciona en el libro “Picasso: creador y destructor” Arianna Stassinopoulos.
Sobre ella llegó a decir: “Para mí, Dora Maar era una mujer que lloraba. Durante años la pinté en formas torturadas, no por sadismo ni porque me diera placer. Solo podía seguir la visión que se me imponía. Esa era la profunda realidad de Dora” y aseguró que “las mujeres son máquinas de sufrir”. Sin ir más lejos, el óleo “La mujer que llora” (1937) representa a la propia Dora.