Las probabilidades de que un cuerpo celeste impacte contra la Tierra son bajas, pero nunca cero. Esta posibilidad fue la que tuvieron presentes astrónomos de todo el mundo cuando descubrieron, hace 20 años, la presencia de un asteroide que se mueve en el espacio en una dirección muy cercana al planeta azul.
En 2004, la comunidad astronómica se sobresaltó con el descubrimiento de Apophis, un asteroide de 340 metros de diámetro que presentaba una inquietante probabilidad de colisión con la Tierra.
En rigor, las estimaciones de los científicos indicaron que había un 2,7% de posibilidades de una colisión con el globo terráqueo, lo que lo convirtió en una potencial amenaza y en uno de los asteroides más peligrosos con mayor precisión su órbita y se desestimó esta conjetura.
Todo parece indicar que la roca espacial no impactará directamente contra la Tierra, pero sí pasará muy cerca de ella con -específicamente- 31.600 km de separación entre uno y otro. Para poner en perspectiva, esto lo ubica a una distancia 10 veces más cercana que la Luna.
En este sentido, la comunidad astronómica comienza a prepararse para el excepcional fenómeno que tendrá lugar a principios de abril de 2029 y que no presenta un riesgo de impacto “con el planeta durante al menos un siglo”. Hay quienes arriesgan que la roca, también llamada 99942, podrá verse el día 13 de ese mes.
Es que los científicos ven este evento como una oportunidad única para estudiarlo y poner a prueba los sistemas de defensa del planeta lo que, además, brindará valiosa información para comprender y prevenir posibles amenazas futuras por parte de asteroides similares.
“El asteroide Apophis nos ha fascinado como especie desde su descubrimiento en 2004: fue la primera amenaza creíble de un asteroide a nuestro planeta”, reveló en un comunicado el astrónomo Paul Wiegert, miembro del Instituto para la Exploración de la Tierra y el Espacio.
Los investigadores esperan documentar las posibles modificaciones en la trayectoria orbital de Apophis y, durante las observaciones que realizaron a lo largo de estos 20 años, también evaluaron la posibilidad de que otra roca espacial lo acercara aún más a la Tierra.
En particular, Wiegert calculó junto a su par Ben Hyatt, de la Universidad de Waterloo en Canadá, la trayectoria de millones de asteroides y cometas que orbitan el sistema solar y estimaron en casi cero las probabilidades de que estos modifiquen la dirección de Apophis.
“Afortunadamente, no se prevén tales colisiones”, aclararon. “Incluso ahora que sabemos que está en camino de no alcanzarnos por un margen seguro, los astrónomos permanecen alerta. Es el asteroide que simplemente no podemos dejar de observar”.
Apophis o 99942 recibió su nombre por el dios egipcio también conocido como “Apep”, y es la gran serpiente que representa las fuerzas del caos. Su denominación surgió como producto del potencial riesgo que presentaba para la humanidad.