La cantidad de muertos por el naufragio de una embarcación de migrantes ocurrido el domingo en el Mediterráneo, cerca de la sureña ciudad italiana de Crotone, en Calabria, subió a 62, según detallaron este lunes los guardacostas.
De acuerdo a lo que informaron los profesionales, la embarcación chocó contras unas rocas a unos metros de la costa. Al respecto, la jefa de gobierno de Italia, la ultraderechista Giorgia Meloni, declaró que era “criminal mandar al mar a una embarcación de apenas 20 metros con 200 personas a bordo y con un mal pronóstico del tiempo”.
Por su parte, la jefa de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, urgió avanzar en la reforma del derecho de asilo en la Unión Europea. Es necesario “redoblar los esfuerzos respecto del Pacto sobre las migraciones y el derecho de asilo, y sobre el Plan de acción para el Mediterráneo central”, manifestó la funcionaria.
Cabe recalcar que la situación geográfica de Italia la convierte en un destino de elección para los demandantes de asilo, quienes pasan del norte de África a Europa. Se estima que había más de 170 migrantes a bordo del barco, dijeron el organismo de la ONU para los refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones, otro organismo de la ONU, en un comunicado conjunto.
Según informó Telam, entre los pasajeros a bordo, habían “niños y familias enteras”, y la mayoría de los pasajeros procedían de Afganistán, Pakistán y Somalia. En contexto, Italia se queja desde hace años del número de llegadas a su territorio, aunque la mayoría de los migrantes deja la península para otros países.
De acuerdo a los datos difundidos por el Ministerio del Interior de ese país, cerca de 14.000 migrantes han llegado a Italia desde principios de año, frente a los 5.200 del mismo periodo el año pasado y 4.200 de 2021. No obstante, Meloni llegó al poder en octubre con una coalición de derecha y ultraderecha tras haber prometido que reduciría la inmigración llegada al país.
Hace unos días, el Parlamento aprobó una nueva ley que obliga a los barcos humanitarios a efectuar un solo rescate por salida al mar. La medida fue duramente criticada, ya que muchos consideraron que la normativa aumenta el riesgo de muertes en el Mediterráneo central, siendo la travesía más peligrosa del mundo para los migrantes.
En este caso puntual, el barco chocó contra arrecifes en mares embravecidos, azotados por fuertes vientos. Algunos de los restos terminaron en un tramo de playa a lo largo de la costa del mar Jónico de Calabria, donde astillas de madera azul brillante cubrían la arena como cerillas. “Todos los sobrevivientes son adultos”, lamentó Ignazio Mangione, voluntario de la Cruz Roja.
Además, el profesional aclaró: “Desafortunadamente, todos los niños están entre los desaparecidos o fueron encontrados muertos en la playa”. Entre los muertos se reportaron un bebé de meses y un niño de 8 años. Desde la cercana localidad de Steccato di Cutro, la cadena RAI citó a sobrevivientes que dijeron que la nave había zarpado de Turquía hacía cinco días con más de 200 pasajeros.
El papa Francisco mostró su dolor por el naufragio tras el Ángelus dominical, por lo que declaró: “Esta mañana he sabido, con dolor, del naufragio en la costa calabresa, en Crotone. Han sido recuperados muertos, entre ellos algunos niños. Rezo por cada uno de ellos y por todos los migrantes desaparecidos”.
El pontífice también agregó que rezaba por los rescatistas “y por los que dan la bienvenida” a los migrantes. Mientras tanto, autoridades de Calabria lamentaron también el suceso. “Decenas y decenas de muertos ahogados, incluidos niños, muchos desaparecidos. Calabria está en duelo por esta terrible tragedia”, dijo Roberto Occhiuto, presidente de Calabria.
Para finalizar, el alcalde Voce puntualizó que el hecho “es una tragedia enorme”. “En solidaridad, la ciudad buscará lugares en el cementerio” para los muertos, agregó la autoridad.