En los últimos dos meses se han registrado ataques de drones teledirigidos enviados desde Rusia hacia Kiev, en Ucrania. Estos aviones, que ya suman una treintena, van cargados con explosivos y son un arma letal que han provocado graves destrozos y la muerte de cuatro personas en la última ofensiva.
Ucrania, Estados Unidos y el Reino Unido afirman que los drones son los Shahed-136 de fabricación iraní, aunque Irán negó varias veces haber vendido a Rusia aviones no tripulados.
La peligrosa arma rusa
Según el Ministerio de Defensa británico, estos aviones teledirigidos no tripulados cuentan con un rango de acción de 2.000 kilómetros. Se utilizan para ataques selectivos, y los explosivos que transportan detonan al impactar contra su objetivo, sobre el cual los drones pueden permanecer unos segundos antes de precipitarse.
Los drones son de forma triangular, de 3,5 metros de largo y 2,5 metros de envergadura. Pesan alrededor de 200 kilogramos y transportan una cabeza explosiva de unos 36 kilogramos.
Pueden alcanzar una velocidad de 180 kilómetros por hora, mucho menor a la de un misil de largo alcance. También son mucho más baratos que los misiles, unos 20.000 dólares cada uno.
Ucrania ha dicho que, según información de inteligencia, Rusia compró 2.400 drones a Irán. Rusia no ha hecho comentarios sobre los drones.
En Moscú, el Ministerio de Defensa ruso dijo que el Ejército había usado hoy en Ucrania “armas de alta precisión y largo alcance lanzadas desde el aire o el mar”, informó la agencia de noticias AFP.