En los últimos 10 días, al igual que en Buenos Aires Uruguay está en medio de una serie de eventos meteorológicos adversos, incluyendo tormentas severas, que causaron estragos en todo el país. La situación alcanzó su punto crítico ayer, cuando el Sistema Nacional de Emergencias (Sinae) anunció la declaración de alerta roja para todo el territorio debido a posibles tormentas severas inminentes.
Las consecuencias de del temporal son devastadoras, dejando a unas 95.000 viviendas sin electricidad y obligando a interrumpir el servicio de ómnibus interdepartamentales durante la noche. Además, la alerta roja llevó al cierre de todos los centros educativos en el país como medida de precaución.
La situación hidrológica también empeoró, con un suelo saturado por la cantidad de agua caída y varios departamentos, especialmente Colonia, San José y Florida, con inundaciones debido al aumento de los niveles de los ríos.
En Florida, uno de los departamentos más afectados, las inundaciones comprometieron la planta potabilizadora de OSE, la empresa estatal encargada del suministro de agua potable, lo que generó preocupación por el acceso al agua en la ciudad.
El intendente de Florida, Guillermo López, coordinó esfuerzos para abordar la situación, supervisando las labores de limpieza y reparación urgentes necesarias en la ciudad, que también fue azotada por una turbonada con vientos de hasta 113 kilómetros por hora.
El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, mantuvo contacto con López desde el inicio de la emergencia y siguió de cerca las evacuaciones de aproximadamente 70 personas que viven en áreas bajas de Florida.
Paola Sastre, una residente afectada, describió la situación como “deprimente”, recordando inundaciones anteriores en 2019 y lamentó la falta de ayuda adecuada para aquellos en necesidad.
Los evacuados, que ya habían tenido que abandonar sus hogares la semana pasada, tuvieron que ser trasladados nuevamente a refugios temporales mientras las autoridades esperan que la situación climática mejore.