Una mujer que quería ser madre y no podía quedar embarazada compartió su traumática experiencia y lo que ocurrió en una de las visitas al obstetra, cuando se sometió a una ecografía.
Se trata de Stacey Astley, una británica que había sufrido tres abortos espontáneos en sus intentos por quedar embarazada y que, luego de conseguirlo, se llevó una sorpresa con un escaneo de rutina en la semana 20.
En los meses previos a su embarazo con William, Stacey perdió tres bebés en el espacio de solo siete meses. Esa experiencia significó un momento traumático para su vida que le causó una profunda herida y que describió como “una de las cosas más dolorosas y emocionales por las que he pasado”.
“Después de los tres abortos espontáneos, decidí que mi cuerpo había pasado por lo suficiente y necesitaba un descanso. Pero cinco semanas después descubrí que estaba embarazada. Estaba aterrorizada, pero me hicieron un chequeo temprano a las cinco semanas debido a mi historial”, recordó al sitio Mirror.
“El ecografista dijo que estaban un poco preocupados porque la implantación estaba justo al lado de mi cuello uterino, pero me dijo que el embarazo era viable”.
Apenas una semana después de la exploración inicial, Stacey sufrió una hemorragia muy grave, que la dejó convencida de que abortaría por cuarta vez.
“Todavía tuve que esperar diez días para mi siguiente escaneo, sangrando todo el tiempo y cuando finalmente llegué a mi cita, me había preparado para lo peor”, aseguró con angustia. “¡Pero entonces el ecografista me dijo que había un latido del corazón!”, narró.
Allí le informaron que tenía un gran hematoma, y que había crecido junto a su bebé, por lo que necesitaría controles cada dos semanas. Luego, a los 14 días la mujer sufrió otra hemorragia, pero sus preocupaciones se calmaron cuando los médicos le dijeron que el escáner mostraba latidos cardíacos saludables y un bebé en crecimiento.
“En mi exploración de 16 semanas, el hematoma finalmente se estaba reduciendo y en mi exploración de 18 semanas se redujo a la mitad de su tamaño anterior”, continuó.
Afortunadamente, el panorama comenzó a cambiar paulatinamente: dejó de sangrar a las 19 semanas y en la eco de las 20 semanas la imagen reveló algo junto al bebé en gestación, que la mujer definió como el ‘ángel de la guarda’: “No estaba fuera de peligro, pero definitivamente podía respirar un poco más”.
Finalmente, la criatura pudo nacer y, aunque permaneció internado un tiempo, se recuperó rápidamente y al cabo de unos días fue dado de alta junto a su mamá.
“Siempre estaré agradecida por lo que sea que ayudó a que mi bebé se quedara con nosotros”, aseguró Stacey. “Pasamos por tantas cosas… Pero aquí está, este pequeño, amable, divertido e inteligente que ilumina nuestras vidas”.