Tras siete años en el cargo, el dirigente socialdemócrata, debilitado por una crisis política a mediados de 2021, había anunciado en agosto que abandonaría su puesto en noviembre, un año antes de las elecciones previstas para septiembre de 2022. Magdalena Andersson, elegida a principios de noviembre jefa de los socialdemócratas en reemplazo de Löfven, debería sucederlo en el gobierno, a condición de que obtenga el voto favorable del Parlamento, en fecha que no ha sido aún fijada.
Aunque Suecia es un paraíso para la igualdad de sexos, este país no ha tenido aún una mujer como primer ministro, a diferencia de los demás países nórdicos. “El pueblo sueco desea una sucesión rápida” afirmó este miércoles Löfven, quien se despidió en Bruselas a fines de octubre al mismo tiempo que la canciller alemana Angela Merkel.
Durante su mandato, el primer ministro saliente debió hacer frente al crecimiento de la extrema derecha, a una crisis migratoria y sanitaria, y asumió hasta el final la estrategia divergente de Suecia respecto al covid-19.
Su posición se debilitó en junio, tras un inédito voto de desconfianza que acabó con su gobierno, promovido por el partido de Izquierda para protestar contra un proyecto de liberalización de alquileres. Tras una semana de crisis, Stefan Löfven, fue repuesto en el cargo por el parlamento el 7 de julio, pero seguía en posición frágil y por ello decidió anunciar públicamente su retiro del cargo.