El próximo 18 de diciembre será subastada en Nueva York una tableta de aproximadamente 1.500 años de antigüedad que contiene una versión en hebreo antiguo de los Diez Mandamientos bíblicos. Así fue anunciado por la casa de subastas Sotheby’s en un comunicado de prensa, donde se informó que será exhibida al público a partir del 5 de diciembre.
Según el texto, es considerada por la subastadora como “la versión en piedra más antigua” de este código moral. Sin embargo, aseguraron que esta placa sólo contiene nueve de los diez mandamientos que se encuentran en el Libro del Éxodo, omitiendo la advertencia “No tomarás el nombre del Señor en vano”.
“Esta notable placa no es sólo un artefacto histórico de enorme importancia, sino un vínculo tangible con las creencias que ayudaron a dar forma a la civilización occidental. Encontrarse con esta pieza compartida de patrimonio cultural es viajar a través de milenios y conectarse con culturas y creencias contadas a través de uno de los códigos morales más antiguos y duraderos de la humanidad”, indicó el director global de libros y manuscritos de Sotheby’s.
Ante la noticia, la pieza despertó gran interés por su valor cultural e histórico. Se detalló que la tableta de la época bizantina, inscrita en paleohebreo, mide alrededor de 60 centímetros y pesa unos 52 kilos. También se contó brevemente un poco de su historia.
Fue encontrada en una excavación ferroviaria en la actual Israel en 1913. Sin embargo, a pesar de su valor histórico, se sabe que la tableta pasó décadas en la entrada de una casa privada, expuesta al desgaste del tiempo y a las pisadas de los visitantes.
Finalmente, la placa fue vendida en 1943 a un erudito que la reconoció como un importante decálogo samaritano que contenía los preceptos divinos fundamentales para muchas religiones. Tras ellos, se desconoce y no queda claro su destino posterior. Tampoco se sabe quien la pone en venta actualmente. Informaron que el valor de venta de la tableta se estima entre uno y dos millones de dólares.
Sotheby’s sugiere que pudo pertenecer a una sinagoga o a un edificio destruido durante la ocupación romana o las Cruzadas. Además, la casa subastadora subraya que esta pieza es un símbolo del “código moral que fundamenta la civilización occidental”, y resalta su relevancia tanto para el judaísmo, como para el cristianismo y el islam, por lo que representa un verdadero “puente entre fes, regiones y épocas”.