Un trágico suceso en el municipio de Ipatinga, estado de Minas Gerais, Brasil, conmocionó a la comunidad ciudad. João Pimenta da Silva, un hombre de 71 años, perdió la vida al caer en un pozo de 40 metros de profundidad que él mismo excavó debajo del piso de su cocina, mientras perseguía la ilusión de encontrar oro.
Vecinos relataron que João se obsesionó con la idea de un tesoro enterrado bajo su propiedad, impulsado por un sueño en el que un “espíritu” le indicaba que justo debajo de una roca en su cocina yacía oro. Esta obsesión llevó a João a cavar el pozo durante más de un año, llegando a contratar a varias personas para realizar la excavación.
Arnaldo da Silva, vecino del fallecido, comentó con los medios locales: “Joao pasó más de un año cavando el pozo y contrató a varias personas para realizar la excavación. Inicialmente, pagaba 70 reales brasileños por día cuando el hoyo era poco profundo, pero a medida que aumentaba la profundidad, los costos también aumentaban”.
“Al final, estaba pagando alrededor de 495 reales brasileños a cualquiera que entrara en el hoyo y ayudara a quitar la tierra. En un momento, se encontró con una gran piedra que resultó difícil de extraer y había rumores de que estaba considerando usar dinamita”, detalló.
La trágica caída ocurrió cuando João, en su búsqueda del supuesto tesoro, perdió el equilibrio y se deslizó al pozo que él mismo había cavado. A pesar de los intentos de advertencia por parte de amigos y vecinos sobre los riesgos de su empeño, João continuó con su obsesión.
Antônio Wilson Costa, amigo y colaborador de João, fue testigo del incidente y declaró que el asiento de João se soltó durante la caída. “Cuando llegó arriba, el columpio empezó a deslizarse y se quedó atrapado en la cuerda por el brazo. Intenté sujetarlo, solo, no había manera de pedir ayuda”, dijo, luego llamó a los bomberos. Finalmente, João no pudo sobrevivir a las lesiones sufridas.
UN POZO PERFECTO
El Cuerpo de Bomberos de Minas Gerais comentó que, a pesar de la naturaleza “arcaica” de las herramientas utilizadas, la excavación mostró una sorprendente “perfección”.
Luis Filipe de Miranda, sargento segundo de los bomberos, señaló: “Este túnel parece algo inusual, dada la perfección con la que lo excavó: un diámetro muy pequeño, un cilindro extremadamente perfecto de 40 metros de profundidad”.
