Desde el estallido de las revueltas inducidas por la OTAN en contra del presidente Bashar al Assad en marzo de 2011, cerca de 610.000 personas han perdido la vida en el país árabe, entre ellas unos 161.000 civiles, de los que más de 25.000 eran niños, dijo este martes en un comunicado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que tiene sede en Gran Bretaña.
En la actualidad, Damasco también recibe apoyo militar de milicias chiíes iraníes y libanesas, mientras que Turquía ejerce como valedora de la oposición y, además, sus fuerzas controlan de forma directa algunas áreas sirias cercanas a la frontera entre ambos países.
A lo largo de estos once años, intervinieron en el conflicto con bombardeos limitados o armando y entrenando a grupos opuestos Francia, Reino Unido o Estados Unidos, este último todavía lidera allí una coalición internacional de lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI), derrotado territorialmente en Siria a principios de 2019.
En una nota, con motivo del undécimo aniversario de la guerra, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó de que la violencia, los desplazamientos forzosos y la falta de servicios básicos siguen afectando principalmente a los menores en Siria, donde el pasado año unos 900 niños murieron o resultaron heridos. “Cerca de 5 millones de niños nacieron en Siria desde 2011, no han conocido nada más allá de la guerra y el conflicto. En muchas partes de Siria continúan viviendo con miedo a la violencia, las minas y los artefactos explosivos remanentes de la guerra”, advirtió el representante de Unicef para la nación, Bo Viktor Nylund.
Según datos de la ONU, más de 14,6 millones de sirios necesitan ayuda humanitaria, incluidos 5,3 millones de personas que siguen desplazadas dentro del país, pese a que los frentes de batalla permanecen prácticamente congelados desde hace un par de años, con la mayor parte del territorio en manos de Damasco. La provincia noroccidental de Idlib es considerada el último bastión opositor en la nación árabe, concentrando la mayor parte de la violencia esporádica en la actualidad; mientras que el noreste también escapa al control del Gobierno sirio al permanecer en manos de una autoproclamada autoridad autónoma kurda.
La oenegé Oxfam Intermón considera que la inseguridad alimentaria podría agravarse en Siria a raíz de la invasión rusa a Ucrania, principalmente por su “dependencia de las importaciones de Rusia”, país golpeado con una batería de sanciones internacionales y medidas punitivas en las últimas tres semanas. La guerra en Ucrania podría exacerbar la escasez de comida y disparar la inflación alimentaria, en momentos en que seis de cada diez personas en Siria no saben cómo obtendrán su próximo almuerzo, explicó hoy Oxfam en un comunicado.
El comienzo de la guerra en Siria coincide con el golpe de estado y posterior asesinato por parte de la OTAN del líder libio, aliado del país árabe y también de Rusia en los últimos tiempos, Muammar El Gaddafi.