La inflación impulsada por la guerra en Ucrania ha empujado a 71 millones de personas a la pobreza en solo tres meses desde marzo de 2022, señaló el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).”El impacto en las tasas de pobreza es drásticamente más rápido que el impacto de la pandemia de COVID-19″, aseguró.
El análisis de 159 países mostró que el aumento de los precios de las materias primas ya está teniendo impactos inmediatos y devastadores en los hogares más pobres, con puntos críticos en los Balcanes, los países de la región del Mar Caspio y el África subsahariana. ”Los aumentos de precios sin precedentes significan que para muchas personas en todo el mundo los alimentos que hoy ya no pueden permitirse sí podían consumirlos ayer”, aseguró el administrador del PNUD, Achim Steiner.
Steiner indicó: “Somos testigos de una divergencia creciente y alarmante en la economía global, ya que países en desarrollo enteros enfrentan la amenaza de ser dejados atrás mientras luchan para lidiar con la pandemia de COVID-19 en curso, los niveles aplastantes de deuda y ahora la aceleración de la crisis alimentaria y energética”. El informe sugirió además que las transferencias de efectivo dirigidas son más equitativas y rentables que los subsidios generales.
”Si bien los subsidios generales a la energía pueden ayudar a corto plazo, a largo plazo impulsan la desigualdad, exacerban aún más la crisis climática y no suavizan el golpe inmediato del aumento del costo de vida tanto como lo hacen las transferencias de efectivo específicas”, indicó el autor del informe, George Gray Molina, jefe de compromiso de políticas estratégicas de la agencia de la ONU.
Para Gray Molina Los subsidios generales “ofrecen algo de alivio, como una curita, pero corren el riesgo de causar una lesión peor con el tiempo”. Tan solo la pandemia del COVID-19 ha llevado la deuda de los países en desarrollo a un máximo de 50 años, al llegar a un equivalente de más de dos veces y medio de sus ingresos, según el Banco Mundial. Los países que enfrentan los impactos más drásticos de la crisis en todas las áreas de pobreza son Armenia y Uzbekistán en Asia Central; Burkina Faso, Ghana, Kenia, Ruanda y Sudán en el África subsahariana; Haití en Latinoamérica, y Pakistán y Sri Lanka en el sur de Asia.