Una familia estadounidense inició una especie de juego que derivó en una bomba de tiempo: adquirieron un kit para realizarse un análisis de ADN con el objetivo de determina la genealogía de los integrantes de la misma, pero el resultado generó una conmoción de proporciones difíciles de calcular al establecerse que uno de los niños no era hijo de su padre.
La familia compuesta por Vanner, Donna Johnson y sus dos hijos habían adquirido el kit ‘23andMe’, un suerte de test genético que recoge muestras de los interesados y luego es analizado en un laboratorio para determinar el origen de los que se someten al examen. Un mes después de la prueba, los resultados estuvieron disponibles: “Cuando miré esa página y vi la frase: ‘padre desconocido’ pensé ‘¿qué quieres decir con padre desconocido, si yo soy su padre?’”, contó Vanner tras quedar desconcertado y luego de que la historia se viralizara.
“Cuando vimos esos resultados supimos que debía haber algo mal”, agregó Donna. La explicación causó más sorpresa todavía: Vanner y Donna se habían sometido a un tratamiento de fertilización in vitro en 2007, luego de varios intentos fallidos por engendrar a su segundo hijo.
Sin embargo, en el proceso el óvulo de Donna fue fertilizado por el esperma de otra persona. “Yo entendía que existe la posibilidad de algún error durante los tratamientos, pero realmente no es común, es muy remota”, aseguró el hombre.
Tras la inesperada novedad, la familia entera entró en shock: “Hubo muchas emociones que tuvimos que superar. Tuvimos que separar lo que es el amor por nuestro hijo, que no ha cambiado ni por un segundo, del problema que estábamos tratando. ¿Cómo pudo suceder y qué hacemos ahora?”, aseguró Vanner.
Un año después, la pareja estuvo en condiciones de darle la noticia al hijo menor: “Él sabía que su nacimiento fue producto de un tratamiento de fertilización así que le dije: ‘Resulta que cuando lo hicimos, sucedió algo y no estamos seguros de lo que ocurrió, pero en realidad no soy tu padre biológico’”.
El chico se quedó helado, miró hacia adelante en el auto, después se dio vuelta y miró a su papá directo a los ojos: “¿En serio?”. Pero, a pesar de la dureza de la situación, el niño se limitó a responderle algo muy concreto: “Me dijo que me amaba”.
Los nuevos análisis que confirmaron la identidad del padre
Tas el primer impacto, la familia decidió someterse a nuevos análisis para determinar la paternidad del nene. En la investigación surgió en nombre de otro sujeto, Devin McNeil.
Vanner lo contactó y de la charla surgió que ambos habían estado en el centro de reproducción asistida al mismo tiempo: “Hubo una fecha en la que estuvimos en la clínica al mismo tiempo. Yo estaba haciendo transferencias, así que fue entonces cuando ellos volvieron a poner los embriones dentro y ella estaba haciendo la recuperación cuando tomaron sus óvulos y los recuperaron y fue ese mismo día... pensamos aproximadamente a la misma hora, hace 14 años”, afirmó McNeil.
Finalmente, ambas familias se reunieron y los chicos de una pudieron conocer a los de la otra: “Solo quería que aceptaran que tienen un medio hermano ahí afuera y alguien más a quien amar, pero ellos enseguida se pusieron a jugar en el parque y simplemente convirtieron esta difícil situación y algo que nunca debería haber sucedido, en algo bueno”, dijo Kelly.
