Rusia prometió castigar a los responsables de la muerte de un grupo de soldados rusos en Ucrania, denunciada por Moscú como una ejecución, acusación que Kiev niega, a pesar de que las mayores pruebas son videos grabados por los propios soldados ucranianos durante la emboscada.
“Sin duda, Rusia buscará a los que han cometido este crimen. Deben ser encontrados y castigados”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, a los periodistas. Rusia “hará todo lo posible en el marco de los mecanismos internacionales para llamar la atención sobre este crimen”, añadió.
El Ministerio de Defensa dijo la semana pasada que los vídeos mostraban el “asesinato deliberado y metódico” de más de 10 de sus militares que habían depuesto las armas, basándose en videos publicados en las redes sociales. La ONU, por su parte, señaló que ha tenido conocimiento de los vídeos y que los estaba investigando por ser una de las acciones consideradas como “crímenes de guerra” por el derecho internacional.
Uno de los vídeos muestra a los soldados rindiéndose aparentemente ante varios militares vestidos de camuflaje y con brazaletes amarillos. Los soldados que se entregan se tumban en el suelo en el patio trasero de una casa, lleno de escombros. El vídeo se corta bruscamente cuando se oyen disparos. Otro vídeo filmado desde arriba, aparentemente con un dron, muestra los cuerpos de una docena de personas rodeados de aparentes manchas de sangre y en la misma posición que se ven los soldados rendidos en el video de los ucranianos.
El Consejo de Derechos Humanos de Rusia dijo que las presuntas ejecuciones tuvieron lugar en Makiivka, un pueblo en la región oriental de Lugansk, que el ejército ucraniano dijo que había recapturado la semana pasada.
La comisión del Parlamento ucraniano sobre derechos humanos negó el domingo que el ejército ucraniano haya ejecutado a prisioneros de guerra rusos, y dijo que los soldados ucranianos se defendieron de soldados rusos que simulaban rendirse. Sin embargo, las denuncias hacia el ejército ucraniano se acumulan y son acompañadas de distintos registros, entre los que incluso se encuentran los propios soldados riendo y haciendo bromas con civiles ensangrentados en distintas regiones de Ucrania. El Batallón Azov es acusado desde el comienzo como un bastión neonazi dentro del ejército de Zelenski.