Zelenski, quien describió a los soldados rusos como “asesinos, verdugos y violadores”, subrayó la importancia de “llevar a la Justicia internacional” esta “matanza”, que se mostró a los medios, antes imposibilitados de registrar de forma masiva lo que estaba ocurriendo, cuando Rusia decidió retirar sus tropas de la región de Kiev tras más de un mes de “operación militar especial”.
Las imágenes divulgadas incluyen a cientos de cadáveres en las calles, algunos con las manos atadas a la espalda, y comentarios de supuestos testigos de los hechos. La inteligencia militar ucraniana difundió en su página web los datos personales de 1.600 soldados rusos, desde nombre y apellidos a fecha de nacimiento y rango militar, integrados en las tropas que actuaron en Bucha. La lista corresponde a los integrantes de la 64 Brigada Independiente Motorizada del Ejército ruso, que estaría implicada en la presunta matanza de civiles en esa ciudad.
Sin embargo, el Kremlin rechazó “categóricamente todas las acusaciones” y demandó que los líderes occidentales no se precipiten a la hora de realizar “acusaciones gratuitas”. “Como mínimo, que escuchen nuestros argumentos”, dijo el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa diaria.
Fue más lejos el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, quien calificó la supuesta matanza de Bucha de “nuevo ataque con noticias falsas” contra Moscú, “montaje” supuestamente cometido justo después de que los soldados rusos abandonaran esa ciudad. “Después de varios días se montó una escenificación que los representantes de Ucrania y sus patrocinadores occidentales muestran por todos los canales y las redes sociales”, señaló. Lavrov considera que “dichas provocaciones son una amenaza para la paz y seguridad”, por lo que Moscú convocó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Mientras el Reino Unido, que preside el Consejo, rechazó la solicitud rusa, Ucrania también pidió a la ONU que aborde la matanza de civiles y exigió la renuncia inmediata del embajador ruso. Al respecto, el secretario general, António Guterres, reclamó una “investigación independiente” que desemboque en una “rendición de cuentas efectiva”. El presidente de EEUU, Joe Biden, llamó el lunes a “obtener todos los detalles para que pueda haber un juicio por crímenes de guerra”.
En la misma línea, el presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró que es partidario de un nuevo paquete de sanciones contra Rusia tras lo ocurrido en Bucha, que calificó de “crimen de guerra”. “En particular con el carbón y el petróleo tenemos que actuar”, afirmó Macron este lunes en una entrevista en la emisora de radio France Inter.
A su vez, el presidente ruso, Vladimir Putin, firmaba el lunes un decreto que restringe la concesión de visados a los países de la Unión Europa (UE), además de Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein, por sus “acciones inamistosas” contra Rusia. Las medidas de represalia adoptadas por Moscú afectarán a delegaciones oficiales y periodistas, mientras los diplomáticos ya no podrán acceder a territorio ruso sin visado.
A pesar de las fuertes acusaciones, Zelenski abogó por proseguir las negociaciones con Moscú y se mostró convencido de que “en Ucrania habrá paz”. “No puede haber paz sin victoria. La victoria en el plano diplomático debe ir en paralelo con los pasos dados por nuestro Ejército. Por eso, debe haber uno u otro diálogo”, dijo. Zelenski insiste en reunirse personalmente con Putin en Estambul con la mediación del líder turco, Recep Tayyip Erdogan.
Lavrov destacó que las negociaciones transcurren de manera intensiva, después de que Kiev mostrara una posición más realista sobre Crimea, el Donbás y su estatus no nuclear hace una semana en Estambul. “La cumbre entre los presidentes de Rusia y Ucrania, y Putin lo ha dicho más de una vez, se celebrará tan pronto como haya resultados. Para reforzar ese resultado, una cumbre podría perfectamente convocarse”, señaló Lavrov.