“Voy a decir algo que los políticos israelíes no quieren sin duda escuchar, pero que tal vez les interese. En Ucrania, mercenarios israelíes están junto a los combatientes del Azov”, dijo Maria Zajarova, portavoz del ministerio, en una entrevista con la radio Sputnik.
Fundado en 2014 por militares de extrema derecha e integrado posteriormente en las fuerzas armadas ucranianas, el batallón Azov es uno de los adversarios más combativos de las fuerzas rusas, que llevan a cabo una ofensiva militar en Ucrania desde el 24 de febrero. Sus miembros y otros combatientes ucranianos se niegan a deponer las armas en el puerto asediado de Mariúpol (sureste), donde se atrincheran en la planta metalúrgica de Azovstal, objeto de un asalto ruso desde el martes.
Para muchos ucranianos son héroes, pese a su conocida base de extrema derecha, por el rol que han jugado combatiendo a los separatistas prorrusos en el este del país; pero en Rusia se afirma y se muestran evidencias de que son “nazis” que perpetran abusos inhumanos. Al afirmar que hay israelíes luchando dentro de este batallón, Moscú alimenta la polémica creada por el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, quien afirmó el domingo que Adolf Hitler tenía “sangre judía”, una teoría desmentida por los historiadores.
Estas afirmaciones provocaron la cólera en Israel, cuyas autoridades las calificaron de “escandalosas, imperdonables” y de “horrible error histórico”. El martes por la noche, el ministerio ruso de Exteriores volvió a echar leña al fuego al acusar a Israel de “apoyar al régimen neonazi de Kiev”.