Este domingo, activistas por el clima llevaron a cabo una impactante protesta en la famosa Fontana di Trevi en Roma, tiñendo el agua de la fuente de negro como “una advertencia” donde exigían dejar de invertir en combustibles fósiles y señalaron como consecuencia las recientes inundaciones que causaron la muerte de 14 personas en el noreste de Italia.
Miembros del grupo ecologista Last Generation ingresaron a la icónica fuente y vertieron un líquido a base de carbón vegetal en el agua antes de ser desalojados por la policía. Su acción tenía como objetivo llamar la atención sobre los efectos del cambio climático y destacar la urgencia de tomar medidas para abordar esta crisis global.
El acto de protesta coincidió con un desplazamiento de la primera ministra, Giorgia Meloni, a la región de Emilia-Romaña, donde visitó las zonas afectadas por las inundaciones, provocadas por 36 horas de lluvia, equivalentes a seis meses de precipitaciones, según estimaciones de las autoridades.
Más de 36.000 personas fueron desplazadas y los costes provocados por el desastre se calculan en cientos de millones de euros.
Uno de los participantes, Mattia, de 19 años y que rechazó dar su apellido, afirmó que intervino en la protesta “porque la horrible tragedia experimentada estos días en Emilia-Romaña es una advertencia del negro futuro que le espera a la humanidad”.
Last Generation empezó organizando protestas pacíficas pero llamativas el año pasado en Italia antes de las elecciones generales, instando a los políticos de todos los bandos a hacer de la lucha contra el cambio climático su prioridad.
El movimiento también ha realizado protestas en otras partes de Europa para llamar la atención sobre el calentamiento global, arrojando sopa, tarta, puré de patatas y pintura lavable a monumentos y obras de arte.