Hassan Nasrallah, de 64 años, lideraba Hezbollah, la milicia respaldada por Irán que adquirió gran poder en el Líbano y se convirtió en uno de los adversarios más importantes para el Estado de Israel. Se lo consideraba el principal objetivo en los bombardeos recientes contra Beirut, la capital libanesa. Este sábado en la madrugada de nuestro país, el Ejército israelí informó que Nasrallah fue abatido en un ataque aéreo preciso contra la sede central de Hezbollah, ubicada en los suburbios al sur de Beirut. Nasrallah, junto con otros miembros importantes del grupo, murió en el ataque.
Más tarde Hezbollah emitió un comunicado donde confirmó la muerte de su líder y destacó que se había “unido a sus compañeros mártires”. La organización prometió continuar su “guerra santa contra el enemigo en apoyo de Palestina”.
Nasrallah tomó el liderazgo de Hezbollah en febrero de 1992, donde ganó notoriedad por su papel clave en la transformación del grupo en una fuerza política que llegó a ocupar una posición relevante dentro del gobierno libanés. Bajo su mando Hezbollah se consolidó como uno de los partidos políticos más influyentes del país y desarrolló una fuerza armada propia.
Nacido en agosto de 1960 en un barrio pobre del este de Beirut, Nasrallah fue el mayor de nueve hermanos y creció durante la devastadora guerra civil libanesa. A los 15 años, se unió al Movimiento Amal, una organización chiita libanesa. Al año siguiente emigró a Iraq, donde conoció al clérigo Abbas Mousavi.
En su regreso a Líbano, luchó en la guerra civil y en 1981 comenzó a estrechar lazos con Irán. En 1992, tras el asesinato de Mousavi por Israel, Nasrallah asumió el liderazgo de Hezbollah, cargo que mantuvo hasta su muerte. Esta serie de ataques de Israel a la organización Hezbollah tomaron otro revuelo y velocidad desde las explosiones de varios beepers y walkie-talkies en todo el territorio libanés.
