Este jueves, luego de varios días de intensa búsqueda, las autoridades costeras afirmaron que el sumergible Titan, en que el cinco personas viajaban a explorar el Titanic, terminó destruido a causa de una “implosión catastrófica”.
Los restos del Titanic descansan en el lecho marino del Atlántico Norte a unos 3.800 metros de profundidad. A nivel del mar, la presión atmosférica es de aproximadamente de un bar, nivel conocido como una atmósfera, pero a la profundidad a la que se encuentra el transatlántico, la presión del agua multiplica por 400 los valores de la superficie marina.
A modo de comparación, la mordedura de un tiburón blanco ejerce una fuerza de casi 275 bares, según Scientific American.
En una implosión causada por un defecto en el casco o por cualquier otro motivo, el sumergible se derrumbaría sobre sí mismo en milisegundos, aplastado por la inmensa presión del agua. La muerte es prácticamente instantánea para los ocupantes.
El Titan, construido por OceanGate Inc. de Everett, Washington, estaba diseñado para soportar la presión extrema del agua a la profundidad del Titanic y ya había realizado inmersiones anteriores en el pecio.
Pero, según informó la agencia de noticias AFP, se habían planteado algunas dudas sobre su seguridad, sobre todo en una demanda que involucraba al ex director de operaciones marinas de OceanGate, David Lochridge, quien fue despedido en 2018 después de advertir sobre el casco de fibra de carbono “experimental” del Titan.
Roderick Smith, profesor de ingeniería del Imperial College de Londres, dijo que el accidente probablemente se debió a un “fallo del casco de presión”, pero será necesario recuperar los restos para llevar a cabo una investigación completa.
E incluso con ese material puede resultar difícil precisar la causa. “La violencia de la implosión significa que puede ser muy difícil determinar la secuencia de los acontecimientos”, agregó.