El estado indio de Kerala es azotado por una nueva enfermedad vírica y se ha registrado un brote que afecta a niños menores de cinco años. La infección, bautizada como gripe del tomate, se encuentra aún en estado endémico y se considera que no comporta riesgo vital, pero tras la trágica experiencia de la pandemia de covid-19 los expertos piden una estrecha vigilancia epidemiológica.
Así se expone en un artículo publicado el día 17 de este mes en la prestigiosa revista científica The Lancet por científicos de la Universidad LJ (Gujarat, India) y de la Universidad de Victoria (Australia), que provee la primera descripción de la enfermedad en cuestión.
Además, este viernes 19 de agosto un artículo en otro medio especializado The Pediatric Infectious Disease Journal, describía dos casos adicionales detectados en Reino Unido en dos hermanos, una niña de 13 meses y un niño de 5 años, que habían regresado una semana antes del comienzo de los síntomas de unas vacaciones familiares precisamente en Kerala.
¿Qué es la gripe del tomate?
Tal y como explican los autores que describen los casos indios, no está del todo claro qué especie vírica es la causante de la enfermedad: por ejemplo, se baraja que pueda tratarse de una consecuencia de las fiebres del chikungunya o el dengue o que se trate de una variante de alguno de los virus de la fiebre aftosa (pertenecientes al género Enterovirus). Sea como sea, destacan, sí está claro que el virus no está relacionado con el SARS-CoV-2 incluso aunque la infección curse con algunos síntomas comunes a la covid-19.
Por su parte, los doctores que reportan los casos en Reino Unido afirman que la infección estaría provocada por el Enterovirus CA16, para el que arrojaron positivo los análisis realizados a los pacientes. Concretamente, un análisis genético reveló similitudes con un clado detectado previamente en China entre 2011 y 2014.
La gripe del tomate se detectó por primera vez en el distrito Kollam (Kerala, India) el 6 de mayo de este año, y para el 26 de julio ya se habían detectado en el país 108 casos, todos en niños menores de 9 años y localizados en los estados de Kerala, Tamil Nadu y Odisha. A estos deben sumarse los dos pacientes del Reino Unido.
En los niños indios, los síntomas primarios observados recuerdan precisamente a los del chikungunya: fiebre alta, intenso dolor articular y una erupción característica en la piel en la forma de ampollas rojas y dolorosas que gradualmente crecen hasta alcanzar el tamaño de un tomate que da nombre a la patología. De hecho, los investigadores mencionan que estas ampollas recuerdan a las observadas en pacientes jóvenes con viruela símica.
Más detalladamente, en los casos británicos las erupciones cutáneas duraron seis días en el caso del niño y 16 en el de la niña, en la que además fueron más floridas y estuvieron acompañadas de lesiones orales dolorosas. No obstante, ninguno de los hermanos desarrolló síntomas sistémicos.
Los síntomas secundarios observados en Kerala, por su parte, son típicos de las infecciones virales e incluyen fatiga, náuseas, vómitos, diarrea, deshidratación, inflamación de las articulaciones, dolor corporal y cuadros gripales similares a los provocados por el dengue. Teniendo esto en cuenta, para llegar al diagnóstico en los niños es necesario descartar mediante pruebas serológicas y moleculares para el dengue, el chikungunya, el zika, la varicela-zóster y el herpes.
Hasta el momento, la estrategia de tratamiento está consistiendo en el aislamiento del enfermo, el descanso, la reposición de líquidos y la aplicación de agua caliente con una esponja para aliviar la irritación y las erupciones. Además, dicen, se requiere terapia de soporte con paracetamol para aliviar la fiebre y el dolor. Afortunadamente, parece que la enfermedad es autolimitada.
Preocupación epidemiológica
Por ahora, se cree que el motivo de que todos los pacientes sean niños está en la forma de contagio, teniendo en cuenta que se trata de una franja de edad que es especialmente vulnerable a las infecciones virales. Así, probablemente el virus se transmita por contacto cercano, al que se cree que podrían contribuir factores como el uso de pañales, el contacto con superficies sucias o el llevarse objetos a la boca. De cualquier manera, y teniendo en cuenta la similitud con la fiebre aftosa, los autores del trabajo advierten de que, si no se controla el brote, la enfermedad podría pasar a adultos y provocar consecuencias serias.
En este sentido, el aislamiento de los enfermos se considera esencial. Como otras enfermedades gripales, la gripe del tomate es muy contagiosa y los expertos piden encarecidamente la toma de medidas para prevenir que el brote se extienda desde Kerala hacia otras zonas de la India. Por eso, recomiendan seguir un aislamiento de entre 5 y 7 días desde el comienzo de los síntomas y el cuidado de la higiene en el ambiente y en los objetos en contacto con niños infectados.
Por ahora, no existe ninguna vacuna ni medicamento antiviral adecuado para el tratamiento o la prevención de la gripe del tomate, y será necesario más seguimiento y monitoreo de los posibles desenlaces graves y secuelas para poder entender completamente la necesidad de tratamientos potenciales.