En la víspera del partido inaugural entre Qatar y Ecuador, la zona de aficionados de la FIFA abrió sus puertas este sábado poco después de las 16, hora local. Tres horas más tarde, los tenderetes de Budweiser abrían en el parque Al Bidda de Doha.
Un día después de la decisión de los organizadores de no vender más cervezas alrededor de los estadios sino únicamente en las zonas de aficionados, el momento era esperado por los fanáticos, pero también por un gran número de medios que acudieron a inmortalizar ese primer trago.
Greg Krawiec, de 31 años, estadounidense aficionado de Polonia, había prometido a la AFP que estaría entre los primeros delante de las carpas rojas de la cervecera estadounidense. “Se me parte el alma un poco porque me gusta beber una cerveza cuando miro fútbol pero eso no va a restar interés al torneo”, dijo.
“Queremos que el Mundial sea festivo y la cerveza ayuda a divertirse, pero hay que adaptarse”, opina Alan Sánchez, de 30 años, luciendo un sombrero mexicano. Juan Álvarez, por su parte, muestra sus dotes de equilibrista portando doce cervezas compradas a 50 riyales Qataríes (13 dólares) cada una; un precio similar a los practicados en los hoteles internacionales y más elevado que el evocado en un primer momento por los organizadores.
“Yo voy a beber al menos tres”, anuncia el mexicano de 37 años, con un ojo en el espectáculo pirotécnico que se divisa no muy lejos de allí. “Los fuegos artificiales y los láseres están genial, pero no un Mundial sin cerveza!”. Como la mayoría de los aficionados al fútbol llegados del extranjero, la estadounidense Katherine Castellanos, de 30 años, acepta las restricciones impuestas por las autoridades de Qatar, emirato musulmán conservador.
La aficionada de Ecuador señala sin embargo un efecto perverso: “cuando llegas delante de los ‘stands’, comprar cuatro cervezas en lugar de una”, haciendo referencia al límite impuesto de comprar solo cuatro unidades por transacción. Luego, la simpatizante va a unirse a la multitud de 40.000 personas, residentes en Qatar llegados en familia y visitantes en su mayoría latinoamericanos.
En el programa del resto de la tarde, la inauguración oficial de la fan zone por el presidente de la FIFA Gianni Infantino, convertido en animador del público, y después un concierto del cantante colombiano Maluma. Con los DJ Diplo y Calvin Harris, el grupo Clean Bandit, o el cantante de rap Gims, que interpreta uno de los himnos del Mundial, además del propio Maluma, figuran en el menú musical durante el Mundial.
Varias zonas de aficionados privadas, muchas de las cuales venderán alcohol sin restricciones, están asimismo diseminadas por toda Doha. Los organizadores del Mundial prometen “90 eventos especiales” hasta la final del 18 de diciembre.
