El presidente ruso Vladímir Putin emitió una advertencia sobre el riesgo “real” de una guerra nuclear en su discurso anual a la Nación. El Presidente celebró los avances recientes del Ejército ruso en la guerra en Ucrania y alertó sobre las “trágicas consecuencias” si algún país enviaba soldados a Ucrania, en respuesta a menciones previas de la posibilidad por parte del presidente francés Emmanuel Macron.
“Las consecuencias de estas intervenciones serían realmente más trágicas. Nosotros también tenemos armas capaces de alcanzar objetivos en su territorio”, declaró Putin. “Todo lo que ellos inventan en este momento, además de asustar al mundo, es una amenaza real de un conflicto en el que se usen armas nucleares, lo que significa la destrucción de la civilización”, advirtió, renovando advertencias que ya hizo en el pasado.
Ante la élite política rusa en el Gostiny Dvor, un palacio de congresos cerca de la plaza Roja de Moscú, el líder del Kremlin compareció en mejor posición que hace un año, cuando sus tropas protagonizaban retiradas en el sur y el noreste de Ucrania después de haber conquistado aproximadamente un 20% del territorio ucraniano desde la invasión de febrero de 2022.
Desde entonces, una contraofensiva de Ucrania lanzada el año pasado fracasó y sus fuerzas se encuentran ahora a la defensiva, con escasez de municiones, y superadas por soldados rusos más numerosos y mejor armados.
A mediados de febrero, las fuerzas de Moscú tomaron la ciudad fortificada de Avdiivka, en el frente oriental, en la provincia ocupada de Donetsk, y continúan su ofensiva en este sector.
“Se han multiplicado las capacidades militares de las fuerzas armadas (rusas). Avanzan con paso firme en varias zonas” del frente, dijo hoy Putin, que añadió que “la absoluta mayoría del pueblo ruso” apoya la campaña militar en Ucrania.
El mandatario también elogió “la flexibilidad y la resistencia” de la economía rusa que, pese a la avalancha de sanciones occidentales, resiste y se ha centrado en la maquinaria de guerra y en el mercado asiático.
En sus discursos a la Nación, Putin, en el poder en Rusia desde 1999, suele hacer balance del año anterior y fija las orientaciones estratégicas del país.
Como es habitual, el jueves usó esta plataforma para arremeter contra Occidente, presentado como el enemigo de los “valores tradicionales” cristianos defendidos oficialmente por el Kremlin.
“Una familia con muchos hijos tiene que ser la norma”, lanzó, en un contexto de graves problemas demográficos en el país, acentuados por el asalto a Ucrania y la huida al extranjero de cientos de miles de personas.
Putin también aseguró que la lucha contra la pobreza en Rusia era una de sus prioridades y celebró la reducción del consumo del alcohol en el país.
El discurso tuvo lugar en la víspera de los funerales en Moscú de su principal oponente, el militante anticorrupción Alexey Navalny, fallecido el 16 de febrero en una remota prisión del Ártico ruso, donde cumplía una pena de 30 años de cárcel por extremismo.
La viuda de Navalny acusó a Putin de haberlo asesinado, y Estados Unidos, el Reino Unido y otros países también responsabilizaron al Gobierno. El líder ruso todavía no habló de este deceso que causó conmoción dentro y fuera del país.