Una de las características principales de las condiciones meteorológicas es que son incontrolables y, cuando hablamos del pronóstico del tiempo, muchas veces nos podemos equivocar, ya que no existe certeza total sobre lo que puede ocurrir en el cielo. Sin embargo, un ambicioso plan chino revierte cualquier teoría climática.
Desde hace tiempo, el Gobierno de China utiliza programas de manipulación del tiempo, pero el pasado diciembre, fue un poco más lejos: el gobierno central de la República Popular China ha expandido de forma masiva su proyecto para el control climático y pretende cubrir la mitad del país con lluvia y nieve artificial en 2025.
El anuncio llegó el 2 de diciembre, a través de un comunicado del Consejo de Estado de China, el Ejecutivo. El país asiático planea ampliar su programa de lluvia o nieve artificial para llegar a cubrir 5,5 millones de kilómetros cuadrados en 2025, casi el 60% de su territorio (casi tres veces México), informó la BBC Mundo. Como así tambien planea que para el 2035 se alcance un “nivel global avanzado” gracias a la innovación en la investigación y tecnología claves, así como a la mejora de la prevención exhaustiva de los riesgos de seguridad.
Este programa ayudará en la asistencia de catástrofes, la producción agrícola, la respuesta ante incendios forestales y de pastizales, así como en la gestión de altas temperaturas inusuales o sequías.
Qué es y cómo empezó la “siembra de nubes”
La siembra de nubes consiste en rociar sustancias como yoduro de plata en las nubes, para tratar de que produzcan precipitaciones, y es una de las técnicas utilizadas en manipulación del tiempo. No obstante, la llamada “siembra de nubes” no es nueva, ni en China ni en otros países del mundo.
Las primeras investigaciones al respecto comenzaron a finales de los años 40, principalmente en Estados Unidos, pero aún hay grandes dudas sobre este método.
En el país asiático, la manipulación del tiempo a través de la siembra de nubes es una suerte de “cuestión operacional”. “No es un ejercicio de investigación o nada remotamente científico. Básicamente se hace a nivel comunal, de ciudades y pueblos”, afirman los especialistas.
Una de estas prácticas de China más conocidas a nivel internacional es la relacionada con grandes eventos, aunque en esos casos puntuales, como ocurre con los importantes cónclaves del Partido Comunista en Pekín, habitualmente también entran en juego el cierre de fábricas para disminuir la contaminación.
Este pasado diciembre, la revista especializada New Scientist se hacía eco de una reciente investigación que constataba que la siembra de nubes orográficas puede aumentar las precipitaciones, pero señalaba que el aumento es inferior al 10 por ciento.