En una operación en la que serán “socios en inversiones y beneficios” para garantizar el suministro de energía en el contexto del conflicto entre Rusia y Ucrania, que empuja a los países de la UE a buscar alternativas al gas ruso debido a las sanciones aplicadas a Moscú.
La compañía seguirá siendo el único operador de los dos reactores, Doel 4 y Thiago 3, con una capacidad nuclear de 2 GW, según ha querido dejar claro el primer ministro, Alexander de Croo, en una rueda de prensa para anunciar el pacto cuyos detalles sobre el calendario y proceder deben definirse aún de aquí a que concluya el año.
En todo caso, la entrada del Estado en el capital le permitirá participar en “decisiones estratégicas para la seguridad nacional”, ha subrayado el primer ministro, quien ha precisado que los detalles de inversión y calendario para que los reactores reanuden su funcionamiento a partir de noviembre de 2026 está aún por definir. “Es una cuestión de seguridad nacional”, ha ahondado, por su parte, la ministra de Energía, Tinne Van der Straeten, del partido ecologista flamenco, para explicar el giro hacia la energía nuclear cuando “hay una guerra en Europa”.
“Claro que tendrá un coste, pero el beneficio va más allá. La energía se ha convertido en un asunto de seguridad nacional”, ha insistido la ministra, sobre un acuerdo que según ha dicho aspira a dar “tranquilidad” a la industria y ciudadanía belga respecto al suministro energético en el futuro. “Combinaremos dos cosas, la explotación por parte del sector privado, que lo gestiona mejor, (y por otro lado) tendremos voz en las decisiones estratégicas con un impacto en la seguridad nacional y en la economía”, ha recalcado De Croo.
De este modo, Engie y el Estado belga compartirán “costes y beneficios” en la prórroga de la vida útil de los dos reactores, si bien el primer ministro ha apuntado que la compañía asumirá los costos del desmantelamiento previsto de otros reactores y del almacenamiento de residuos, aunque el Gobierno “definirá el cómo y con qué montos”.
Asimismo, el político liberal flamenco ha argumentado que el costo de asumir los riesgos por parte del Estado tendrá también ventajas para para la “sociedad” porque “tomará el control” de beneficios que se podrán reinvertir, por ejemplo, en el desarrollo de renovables. En este sentido, las partes han convenido la creación de una nueva sociedad que asegure una “estructura estable y duradera” en la que el Estado y Engie compartan “riesgos y beneficios”.